Un vídeo se ha viralizado este jueves por las redes sociales, el de Adriano Leite totalmente bebido y pasado de peso sobre una moto en una favela de Brasil. La imagen es la demostración de que los futbolistas pueden pasar del cielo al infierno en cuestión de muy poco tiempo, pues el dinero y la fama no siempre son sinónimo de éxito en la vida.
El caso de Adriano choca porque el brasileño no solo era un gran futbolista, sino que estaba llamado a ser uno de los mejores delanteros de todos los tiempos, gracias a una potencia y a una calidad con el balón en los pies que lo convertían en un jugador imparable. "Nos fue imposible pararle. Era un jugador grande, fuerte, potente, técnico y veloz", afirmó David Albelda tras un histórico Valencia-Inter de la Champions League en la que Adriano firmó una auténtica exhibición. Para la historia también quedó una memorable actuación contra el Real Madrid, en el Trofeo Bernabéu y con solo 18 años. En solo 8 minutos le hizo un caño a Karanka y marcó un golazo de falta, lo que provocó que en Italia consideraran que había surgido un nuevo Ronaldo Nazario.
Del cielo al infierno
Y en un primer momento los elogios no eran exagerados, pues Adriano jugó a un nivel altísimo, tanto con el Inter como con Brasil, con la que ganó, siendo el MVP, la Copa América 2004 y la Confederaciones 2005. Todo cambió radicalmente con una llamada que recibió Adriano en la que le anunciaron la muerte de su padre. El delantero volvió a Brasil y entró en una dura depresión.
"Recibió una llamada de Brasil y le dijeron que su padre había muerto, es algo que te puede cambiar para siempre. Le vi llorar, tiró el teléfono y comenzó a gritar que no era posible", afirmó en su día Javier Zanetti, su excapitán del Inter de Milán. "Desde esa llamada no volvió a ser el mismo. No le sacamos de la depresión", añadió.
Una mala vida en Brasil
Adriano volvió a Brasil, para estar cerca de su familia, por lo que fichó primero por el Sao Paulo y luego por el Flamengo, su club de formación. El delantero siguió marcando goles, pero poco a poco se fue viendo como no era el mismo. Su físico empezó a empeorar y cada dos por tres salían informaciones sobre una supuesta adicción al alcohol y una vida muy ajetreada fuera de los terrenos de juego.
Con solo 28 años, Adriano parecía ya un jugador al borde de la retirada. Pasó sin pena ni gloria por la Roma, el Corinthians, el Atlético Paranaense y el Miami United antes de retirarse, lo que todavía empeoró su vida extradeportiva. El brasileño tiene en estos momentos 40 años y las imágenes que llegan de él desde Brasil son muy preocupantes.