En la Selección Española ya piensan en el próximo partido ante Bulgaria que se disputa este martes en el estadio José Zorrilla de Valladolid. Un choque para el que la Roja, dirigida por Luis de la Fuente, presenta bajas importantes. Rodri, Carvajal, Huijsen, Nico Williams, Lamine Yamal, Dani Olmo y Ferran Torres no estarán. A priori, las ausencias no deberían ser un problema. No obstante, un episodio tenso vivido en el partido del sábado contra Georgia aun colea.
El partido en el Martínez Valero terminó 2-0. El equipo dominó el encuentro y se mostró superior desde el primer minuto. Yeremi Pino abrió el marcador con un gran gol tras una asistencia de Le Normand. Más tarde, Oyarzabal cerró el encuentro con un golazo de falta, tras haber fallado un penalti que Ferran Torres había provocado. Pero no todo fueron buenas noticias para Luis de la Fuente.
Tensión en el vestuario tras la victoria ante Georgia
El resultado no maquilló un problema interno que se vivió. Alejandro Grimaldo, lateral izquierdo del equipo, se retiró al vestuario malhumorado tras no disputar ni un minuto. Esperaba tener algo de protagonismo en un partido considerado menor. El hecho de que Marc Cucurella sea la única opción que se tiene en cuenta en su puesto le tiene frustrado.
La actitud de Grimaldo ha sido un foco de tensión desde hace tiempo. Durante su etapa en el Barça, bajo las órdenes de Luis Enrique, ya había mostrado señales de impaciencia y de sentirse infravalorado. Su salida al Benfica fue consecuencia de una sensación de estancamiento y la falta de oportunidades. Ahora, su malestar ha reaparecido en la Roja.
Luis de la Fuente no tolera estas actitudes. El seleccionador exige unidad y compromiso. Considera que el colectivo está por encima de cualquier individualidad. La máxima en la Roja es que nadie puede ponerse por encima del grupo. Para el míster, el equipo necesita jugadores centrados, comprometidos y con una mentalidad ganadora.
Luis de la Fuente lo tiene claro: nadie pasa por encima del equipo
La tensión en el vestuario se dejó notar. Algunos jugadores compartieron miradas de incomodidad y gestos de desaprobación ante el comportamiento de Grimaldo. Luis de la Fuente, visiblemente alterado, tuvo que intervenir en varias ocasiones para calmar la situación y recordar las normas internas. Su actitud, normalmente serena y mesurada, se tornó irritada e impredecible, lo que sorprendió a propios y extraños.
El técnico sabe que estas situaciones pueden afectar la moral del equipo y la preparación para los partidos decisivos de clasificación al Mundial 2026. España está muy cerca de sellar su billete, pero la cohesión del grupo es esencial. Actitudes como la de Grimaldo generan problemas internos que pueden poner en riesgo la estabilidad del equipo.
Luis de la Fuente deberá gestionar ahora el equilibrio entre autoridad y empatía. La Roja necesita que todos sus jugadores estén enfocados y que los problemas personales no se trasladen al campo. Si no se corrige la situación, el ambiente interno podría convertirse en un lastre para el equipo en los próximos compromisos.