El Barça vive días de análisis. Días de dudas. Días de reflexión profunda tras el golpe recibido en Londres. La derrota en Stamford Bridge abrió un debate que ya se venía gestando silenciosamente en los despachos del club: la continuidad de Hansi Flick. El entrenador alemán sigue al frente, pero su figura ya no es indiscutible. Su futuro se debate. Su proyecto se cuestiona. Y entre las alternativas que asoman, un nombre gusta más que ningún otro: Luis Enrique.
El calendario no ayuda al técnico alemán. El equipo afronta siete partidos antes del parón navideño. Siete encuentros de máxima exigencia. Siete exámenes que podrían decidir su continuidad. En Liga, el Barça está a solo un punto del liderato, pero la presión es absoluta. No hay margen. Los partidos se encadenan y el equipo necesita respuestas inmediatas.

Calendario decisivo hasta final de año
El primero será ante el Alavés. Un duelo en casa. A priori asequible. Un partido para recuperar sensaciones. Para volver a ganar. Para calmar los nervios. Pero después llega el choque clave: el duelo contra el Atlético de Madrid. Un rival directo. Un equipo en plena forma. Un test de dureza máxima para medir la resistencia emocional del vestuario y la capacidad de reacción de Flick.
A eso se suman las salidas complicadas. El Barça visitará al Betis en La Cartuja. Un equipo intenso. Ambicioso. Crecido en Europa. Luego tocará viajar a La Cerámica, una plaza siempre difícil. El Villarreal, pese a sus problemas europeos, llega lanzado en la Liga. Ganador. Fuerte. Enrachado. Todo un desafío para un conjunto azulgrana que no puede titubear más.
Luis Enrique es el que gusta si se va Hansi Flick
Y, por si fuera poco, aparecen las otras competiciones. En Champions, el Barça se enfrentará al Eintracht. Un rival con historia reciente dolorosa para el club. Una eliminatoria que aún escuece en la memoria. Una visita que exige carácter y solvencia. Y luego llega la Copa del Rey, donde el equipo debutará fuera de casa ante un rival menor, pero siempre incómodo en este tipo de rondas.

En este contexto tan exigente, el nombre de Luis Enrique cobra fuerza. El asturiano gusta. Su pasado en el club es un aval. Su estilo encaja. Su carácter convence. Su capacidad para construir proyectos sólidos es conocida. Y su figura parece, hoy, la más preparada para asumir un relevo si el club decide cambiar el rumbo.
La presión sobre Flick aumenta. Cada partido será observado con lupa. Cada decisión será juzgada. Cada tropiezo tendrá consecuencias. Y mientras tanto, la sombra de Luis Enrique se proyecta sobre el futuro inmediato del Barça.
Otra cosa es que Luis Enrique aceptara rescindir su contrato con el PSG y cambiar de aires. Algo prácticamente imposible a día de hoy. Tanto por la diferencia salarial entre lo que gana en París y lo que puede ofrecer Barça, así como el interés que pueda tener el asturiano por dejar el proyecto ganador del club francés y cambiarlo por uno que sigue generando dudas.