El Real Madrid descuenta un partido más en la lucha por el título de Liga. Los de Zinedine Zidane se han impuesto al Leganés (2-4) pero no han conseguido dejar la portería a cero, encajando dos goles consecutivos. El doblete de Álvaro Morata pone en valor su papel como delantero centro titular del equipo.

Revolución al once

La victoria del Barça contra el Sevilla no dejaba opción. El Madrid empezaba la jornada segundo y Zidane buscaba recuperar el liderato con el fondo de armario. Cristiano Ronaldo, Toni Kroos y Gareth Bale veían el partido desde casa y entraban nueve caras nuevas respecto la alineación contra el Alavés.

Marco Asensio ha vuelto a demostrar que es una de las promesas más firmes del fútbol español. El joven balear ha jugado y ha hecho jugar al Madrid desde la banda izquierda. James Rodríguez ha aprovechado una gran jugada individual de Asensio para marcar el primer gol del partido a portería vacía. Sólo se habían jugado 14 minutos y los de Zidane ya iban por delante.

Álvaro Morata, delantero condenado al ostracismo por el permanente protagonismo de la BBC (delantera formada por Bale, Benzema y Cristiano) ha aprovechado el partido de Butarque para reivindicarse como una alternativa útil en este último tramo de temporada. Con un cabezazo a la salida de un córner, Morata ha hecho el 2-0. En la jugada siguiente, el delantero ha vuelto a hacer más grande la herida. 3-0 gracias a un genial pase de Mateo Kovacic. Y sólo se habían jugado 22 minutos.

Madrid bipolar

La jornada parecía vista para sentencia. El Madrid no sufría en defensa y creaba peligro en ataque en todas y cada una de las jugadas. La goleada era inevitable. Pero el fútbol ha vuelto a poner en evidencia la irregularidad de los de Zidane, capaces de ofrecer versiones opuestas en un mismo partido.

Gabriel Pires ha aprovechado un mal rechace de Sergio Ramos para empujar la pelota a gol y dos minutos más tarde, en un córner, Luciano ha hecho lo mismo. El Leganés volvía a la vida gracias a dos errores puntuales. Empezaba un nuevo partido, con el estadio de Butarque valorando un premio de daba prácticamente por perdido.

El descanso ha dado paso a la mejor cara del Madrid: demoledora y letal. El equipo sólo ha necesitado una falta lateral para provocar un autogol del Leganés, del central Mantovani. 2-4 con toda la segunda parte por delante. El Leganés atacaba más con el corazón que con la cabeza pero no tenía ocasiones claras para inquietar la portería de Keylor Navas. Zidane ha aprovechado los minutos para empezar a pensar en el derbi madrileño contra el Atlético del sábado, repartiendo esfuerzos.

El Madrid ha conseguido superar los momentos de dudas posteriores al 2-3 para acabar imponiéndose con claridad, cómodo en el terreno de juego. Tres puntos más y una jornada menos para que el Barça le recorte distancias.