El futuro inmediato de Roony Bardghji ha sido uno de los temas que más debate ha generado en las oficinas del Camp Nou a lo largo de las últimas semanas. El joven sueco llegó como una apuesta estratégica, pero su falta de protagonismo inicial provocó que su entorno empezara a valorar seriamente una salida en este mercado de invierno.
Sin embargo, el escenario ha cambiado de forma significativa y el motivo principal es Lamine Yamal. La situación del canterano, ya recuperado pero todavía lejos de su mejor versión física, ha alterado por completo los planes del club. Su evolución ha abierto un nuevo encaje táctico que ha terminado beneficiando directamente a Bardghji, cuando todo apuntaba a una salida.
Bardghji se gana la confianza como alternativa real
La realidad es que Roony Bardghji ha aprovechado su oportunidad. El cuerpo técnico está satisfecho con su rendimiento como recambio de Lamine Yamal, especialmente en un momento delicado en el que no se quiere forzar al joven talento azulgrana. El sueco ha respondido con personalidad, descaro y una mejora evidente en su juego.

Con el paso de las semanas, Bardghji ha ganado peso en la rotación. Ha entendido su papel, ha aceptado competir y ha mostrado una actitud muy valorada por el staff. Flick considera que ofrece una alternativa fiable en banda y que su presencia permite gestionar mejor los minutos de Lamine sin que el equipo pierda profundidad ni desequilibrio. Hasta hace poco, la falta de protagonismo llevaba al jugador a plantearse muy seriamente su salida. Ahora, esa opción está prácticamente descartada.
Lamine quiere jugar por dentro y lo cambia todo
La clave definitiva está en la evolución de Lamine Yamal. El canterano quiere asumir cada vez más protagonismo como mediapunta, una posición donde se siente cómodo y donde el cuerpo técnico cree que puede marcar diferencias a medio plazo. Ese movimiento libera espacio en banda y convierte a Bardghji en una pieza mucho más necesaria. De este modo, el Barça gana variantes tácticas sin acudir al mercado. Lamine puede alternar posiciones, Bardghji suma minutos y el equipo mantiene competitividad ofensiva. Una solución interna que no estaba clara hace semanas y que ahora se ve como un acierto.
En el vestuario se percibe que Lamine necesita tiempo y Bardghji aparece como el socio ideal para gestionar esa transición sin riesgos. Flick valora especialmente esa complementariedad. Así pues, cuando todo apuntaba a una salida en enero, el contexto ha dado un giro completo. Lamine Yamal ha sido el gran responsable de que Roony Bardghji se quede. El sueco seguirá en el Barça, con un rol más definido y una oportunidad real de crecer. Esta vez, la paciencia ha ganado al mercado.