Julián Álvarez ha dejado claro que no ha venido al Atlético de Madrid solo para competir: ha venido para ganar. Su primera temporada en el Metropolitano, aún en curso, ha sido brillante en lo individual. Con 14 goles en 32 partidos oficiales, el argentino ha demostrado que puede liderar el ataque rojiblanco con eficacia, inteligencia y carácter. Pero, mientras él ha cumplido, el equipo no lo ha hecho. Y esa disonancia empieza a generar ruido.
El Atlético ha vuelto a quedarse corto en los grandes escenarios: fuera de la lucha por la Liga, eliminado en Champions y sin títulos en el horizonte. Una realidad que empieza a impacientar a un Julián ambicioso, que ya ha hecho saber a su entorno que dará solo una temporada más para que el proyecto dé un salto competitivo real. De lo contrario, en verano de 2026, no se descarta que pida salir.

Un delantero top en un equipo que no despega
La adaptación de Julián Álvarez a la disciplina de Diego Simeone ha sido inmediata. Ha entendido el rigor táctico, ha sumado en la presión alta y ha sido decisivo en los metros finales. Pero el argentino no llegó desde el Manchester City para vivir un proyecto de transición. Quiere títulos. Quiere competir al máximo nivel europeo. Y aunque el Atlético le ha ofrecido galones, no le ha podido ofrecer un contexto ganador.
Desde el vestuario se percibe su profesionalismo, pero también cierta frustración. Julián entiende el proceso, pero no se plantea estar más de dos años sin ganar nada importante. Es una mentalidad que comparte con otros líderes del equipo, pero que en su caso podría traducirse en un movimiento de mercado si la situación no cambia. El entorno del jugador considera que su valor seguirá en alza, y que no faltarán ofertas si decide cerrar su etapa en el club.

El Atlético, ante un desafío clave para retenerlo
La directiva del Atlético es consciente de que retener a jugadores de nivel Champions requiere algo más que minutos y salario. Necesita un proyecto que ilusione y que compita. En ese sentido, el verano de 2025 será crucial: habrá que reforzar la plantilla, redefinir roles y, posiblemente, tomar decisiones importantes sobre el futuro del banquillo. El objetivo no puede volver a ser quedar entre los cuatro primeros, sino pelear por todo.
Julián ha comunicado de forma interna que está comprometido, pero que necesita señales claras de ambición. Si el club responde con decisiones contundentes en el mercado y el equipo compite en todas las competiciones, el argentino estará dispuesto a seguir liderando el proyecto. Pero si no hay títulos, la puerta podría abrirse en 2026.
El Atlético se enfrenta a una temporada decisiva no solo por los objetivos deportivos, sino por el futuro de su jugador más determinante. La cuenta atrás ha comenzado.