Poco le ha faltado al Comité de Competición de la Federación Española de Fútbol para presentar una querella contra los jugadores del Barça por provocar el lanzamiento de objetos de los educados aficionados del València en el último partido jugado en Mestalla. Seguro que lo que ha hecho el Comité es una advertencia. La próxima vez, denlo por hecho, perseguirá a los jugadores blaugrana de la misma forma que el Tribunal Constitucional persigue a los principales protagonistas de la política catalana. Esa es la consigna a la que se ha sumado abiertamente Javier Tebas, presidente de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) y al que el Barça debería declarar persona non grata en su estadio.

Juzgar los gestos de unos futbolistas dentro del terreno de juego siempre ha sido por lo menos materia de expediente, más nunca de juicios de valor. Si es reprochable, si es ridícula o si es vergonzosa la actuación de los jugadores son comentarios que no tienen porqué aparecer en una decisión del Comité. Afirmaciones de este tipo pertenecen más a tertulianos como bien dice en un tuit el exportavoz del club, Toni Freixa.

El Comité ha entendido que lanzamiento de una botella de agua sobre los jugadores del Barça es sancionable con una multa de 1.500 euros y el apercibimiento de cierre de Mestalla. Pero luego se mete en donde no le han llamado. Quiere dar lecciones de moral a los futbolistas blaugrana. No le corresponde y no lo ha hecho antes con otros comportamientos todavía más exagerados de jugadores de otros clubs.

Botellas mejor que pitadas al himno

Comparativamente Competición considera más peligroso pitar el himno español que lanzar una botella de agua sobre los futbolistas, auténticos protagonistas de la fiesta. Al Barça lo multaron con 6.000 euros por pitar el himno en la final de la Copa del Rey que se disputó en el Camp Nou en el 2015.

Pero instigar una convocatoria para pitar el himno español todavía es peor. Por ello Catalunya Acció recibió una sanción de 100.000 euros.

Las lecciones morales de Tebas

Pero si lo del Comité, dando lecciones de comportamiento a los jugadores del Barça es lamentable, lo de Javier Tebas, presidente de la Liga de Fútbol Profesional, es imperdonable.

Los clubs pagan rigurosamente a Tebas para que dirija la LFP. Es decir, cobra como ejecutivo. Pero Tebas, con un pasado ultraderechista en Fuerza Nueva de Aragón, que cree que en España hace falta un Le Pen, que está en contra del aborto y que, además, se confiesa seguidor del Real Madrid, se ha atrevido a juzgar públicamente algunos gestos de los jugadores del Barça cuando Messi marcó el 2-3 de la victoria en Mestalla. “La simulación y los insultos a la grada tienen que ser sancionables, aunque es algo que debe decidir el comité de competición. Tenemos que intentar colaborar y ser sensibles para que no haya violencia de ningún tipo”, dijo Tebas a Sportyou, al mismo tiempo que atacaba a los jugadores por fingir en la escena del botellazo.

Cierto que la actitud de Mascherano cuando la botella impacta en la cabeza de Neymar resulta sorprendente y ridícula en un jugador de su talante. Pero eso lo debe juzgar el vestuario y corregir el propio jugador, pero nunca Tebas ni el Comité.

A todo esto el Barça reaccionó por medio de un documento que probablemente tenía que haber sido mucho más fuerte. Pero lo que toca es aceptar en la Asamblea del próximo sábado que en el turno de ruegos y preguntas votar una propuesta que exija declarar a Javier Tebas persona non grata en el Camp Nou. Como acaba de aprobar la asamblea del Osasuna.

Puede que Tebas estuviera cabreado por la decisión de varios jugadores del Barça de no asistir a la gala de la LFP, pero eso no justifica sus públicas declaraciones. Como no se justifica que el club acepte la presencia de Tebas en el palco de autoridades del Camp Nou.