La reciente derrota de los Boston Celtics (119-113) ante unos inspirados Detroit Pistons ha encendido las alarmas en el TD Garden. No solo por el inesperado 0-3 con el que inician la temporada 2025 en la NBA, sino por la profunda reflexión que ha provocado en el vestuario, impulsada por un dardo envenenado de una de sus máximas estrellas, Jaylen Brown, y la fulgurante aparición del rookie español, Hugo González. El alero madrileño, de tan solo 19 años, vivió un momento histórico el pasado domingo al estrenarse como titular. Su inclusión en el quinteto inicial, en lugar de Sam Hauser, lo convierte en el segundo jugador más joven de la historia de la franquicia en serlo, solo por detrás de Jayson Tatum. Aunque su estadística ofensiva fue discreta, y se fue de vacío sin anotar, su impacto en el esquema defensivo de Joe Mazzulla ha sido mayúsculo.

Tras una notable actuación defensiva el pasado viernes frente a los New York Knicks, donde secó a Jalen Brunson, Mazzulla confió de nuevo en la capacidad defensiva de González. En Detroit, su misión fue contener al talentoso base rival, Cade Cunningham, logrando anularlo en el arranque. De hecho, la gran defensa de Hugo, combinada con el acierto ofensivo de Brown, permitió a los Celtics dominar con un parcial inicial de 14-2, llegando a tener una ventaja de 17 puntos.
La titularidad de Hugo González no resuelve la crisis 0-3
El entrenador de Boston ha optado por utilizar a González como un auténtico stopper o especialista defensivo, prefiriendo guardar la energía de sus figuras principales, como Jaylen Brown y Derrick White, para la faceta ofensiva. Esta estrategia, que otorga gran confianza y minutos cruciales al rookie, ha sido una de las noticias inmejorables de este inicio de curso. González ha respondido defendiendo a los mejores exteriores rivales noche tras noche, demostrando una intensidad competitiva brutal que ha maravillado a analistas y veteranos de la liga, incluyendo a Blake Griffin en la retransmisión.
Sin embargo, la tendencia del partido cambió radicalmente. A pesar de los 41 puntos imparables de Jaylen Brown y un buen soporte de Payton Pritchard, los Pistons remontaron y se llevaron la victoria. La clave no estuvo en el esfuerzo ofensivo, sino en un dato demoledor: la diferencia en el rebote (55 de los Pistons por 38 de los Celtics). Jalen Duren, con 24 puntos y 18 rebotes, expuso el débil juego interior del equipo de Massachusetts, evidenciando que los problemas de Boston van más allá de la defensa perimetral.

Jaylen Brown deja entrever la falta de intensidad colectiva en los Celtics
La reacción más explosiva y resonante tras la derrota provino de la boca del propio Jaylen Brown. Preguntado por la actuación del joven español, el escolta no solo se mostró "encantado con la intensidad de Hugo", sino que soltó una frase que ha resonado como un misil dentro del vestuario de los Celtics: "estaría bien que no solo el rookie tuviera ese nivel de intensidad, que se contagiara a los demás".
La polémica generada por las palabras de Brown, que si bien alaba el esfuerzo del novato, no hace más que intensificar el debate. Los Celtics no solo necesitan encontrar la victoria urgentemente, sino también una respuesta a la aparente falta de chispa y la cohesión interna. La intensidad y la capacidad defensiva de Hugo González se han convertido, paradójicamente, en el estándar de exigencia que sus compañeros más veteranos no están alcanzando, forzando a Mazzulla a tomar decisiones difíciles sobre el equilibrio de su quinteto inicial en las próximas jornadas.