¿Puede un videojuego de fútbol como el FIFA fomentar la ludopatía? La respuesta es sí. Este viernes, el ministro de consumo del Gobierno, el podemita Alberto Garzón, anunció en la comisión del Congreso la puesta en marcha de un plan para combatir las loot boxes (cajas de recompensa), un tipo de premio que los usuarios de videojuegos obtienen a cambio de dinero real.

¿Qué son las "loot boxes"?

Como su nombre indica -cajas de recompensa en español- las loot boxes son una selección aleatoria de artículos de un videojuego que el usuario recibe a cambio de un pago. Estas se pueden conseguir a través de monedas virtuales del mismo videojuego, pero también a cambio de dinero real.

La mejor manera de explicar cómo funciona este mecanismo es a través de un caso real. En el videojuego de fútbol FIFA 20, por ejemplo, los usuarios pueden comprar sobres que esconden los cromos de varios futbolistas. Como si se tratara de una rifa, y después de haber realizado la transferencia, la persona que paga puede ser recompensada con el cromo de Leo Messi... pero también con el de un futbolista mucho más mediocre. Es decir, no paga por un artículo concreto, sino por la posibilidad de que le toque uno bueno.

Este sistema, que también está incorporado en títulos de éxito como Battlefront 2, Counter Strike u Overwatch, puede provocar que menores de edad emprendan el peligroso camino de los juegos de azar muy pronto. En parte, también, porque algunos de los youtubers más populares de la plataforma hacen apología de ello consciente o inconscientemente en sus canales.

Solución en marcha

Por este motivo, el Gobierno se ha propuesto regular un mecanismo que, según Garzón, "forma parte de una de las estrategias de fidelización del sector del videojuego". Según el ministro de consumo, las loot boxes pueden provocar que "una niña de 15 o 16 años pida a su padre 10 euros, y otros 10 euros, y otros 10", dando paso así a comportamientos "compulsivos".

A diferencia de otros países europeos, España no cuenta con ninguna ley para regularizar estos sistemas. Por este motivo, Garzón calificó su real decreto como "un paso de gigante" para salir de "la ley de la selva".