Hans-Dieter Flick ha pedido al Barça que acelere la operación salida y que resuelva el futuro de todos los jugadores que ya ha quedado claro que no entran en sus planes, y que están obligados a salir. La intención es que la plantilla quede totalmente cerrada antes de que comience la temporada oficialmente, es decir, en poco más de dos semanas, cuando se disputa la primera jornada de La Liga EA Sports, con el RCD Mallorca como rival.
Y entre los elegidos para dejar espacio en el vestuario está Oriol Romeu, quien en ningún momento ha sido considerado como una alternativa válida por el técnico alemán. Ya dejó muy claro que no tenía la intención de dar una oportunidad a los jugadores que estaban a préstamo en otros conjuntos, y el de Ulldecona era uno de los señalados. Además, tampoco hizo méritos en su etapa por el Girona para merecerse una reválida en el Camp Nou.
Sin descuidar que en su demarcación ya existe una competencia increíble, con cracks del nivel de Pablo Paéz ‘Gavi’, de Frenkie de Jong, de Marc Casadó o de Marc Bernal, que le cierran las puertas por completo, y le obligan a tener que buscarse un nuevo desafío. El problema es que por el momento no han recibido ninguna oferta formal, y esto ha obligado a Joan Laporta y a Deco a tener que buscar una solución que deje satisfechas a todas las partes.
Así que la más sencilla y la más lógica es la de ofrecerle la carta de libertad, para que pueda salir totalmente gratis, una cosa que facilitaría el interés de otros clubes, y el Barça se podría ahorrar el salario que le queda por pagar al ex del Southampton, del Chelsea, del Valencia o del VfB Stuttgart, que sigue teniendo un contrato válido hasta 2026, es decir, por un año más. Y Flick espera que este caso se resuelva sin muchos problemas.
Tan solo hace falta que resuelvan los últimos detalles, y que se haga oficial la salida de Oriol Romeu dos años después de haber sido presentado, como el teórico recambio de Sergio Busquets.
Oriol Romeu, uno de los errores más graves de Joan Laporta
Sin duda, la contratación de Oriol Romeu será recordada como uno de los errores más graves que Joan Laporta ha cometido en su segunda etapa, ya que en ningún momento dio el nivel deseado.
Por suerte, tan solo tuvo que pagar unos cinco millones de euros para que pudiera regresar al Barça.