En el Barça se ha producido un giro inesperado que ha sorprendido a parte de la dirección deportiva. El club llevaba meses monitorizando a Victor Osimhen, el delantero nigeriano del Galatasaray, una de las sensaciones ofensivas de la temporada. Deco lo tenía marcado en rojo: potencia, calidad técnica, una velocidad demoledora y un físico que solo unos pocos privilegiados poseen. Todo encajaba. Osimhen parecía el candidato perfecto para liderar el ataque del Barça en el nuevo proyecto. Pero algo se ha torcido.
La realidad es que Hansi Flick ha sido tajante. No lo quiere. Ni ahora ni en verano. Y el motivo no es futbolístico, porque en ese terreno reconoce que Osimhen es un auténtico animal competitivo capaz de marcar diferencias en cualquier liga. El problema es otro.
Un talento mundial, pero con un carácter que genera dudas
Y es que en el Barça preocupa, y mucho, su comportamiento. Osimhen arrastra episodios de indisciplina que en Turquía ya han generado titulares incómodos y situaciones tensas en el vestuario del Galatasaray. Flick, que pone por encima de todo la armonía interna y la convivencia diaria, no está dispuesto a introducir un elemento que pueda dinamitar la estabilidad que tanto ha costado construir en el vestuario azulgrana.

De este modo, el entrenador alemán ha dado un golpe sobre la mesa y ha transmitido un mensaje muy claro: Osimhen puede ser un crack mundial, pero no encaja con la cultura que quiere instaurar. Y aquí entra un nombre clave que lo cambia todo: Lamine Yamal. El Barça sabe que tiene entre manos un diamante de 18 años, un chico brillante y con una proyección extraordinaria, pero también un jugador joven que necesita rodearse de perfiles estables, de referentes positivos, de ejemplos que marquen el camino correcto como Lewandowski, no como Osimhen.
Flick teme el impacto sobre Lamine Yamal
La realidad es que dentro del club existe el temor de que Osimhen, con su carácter explosivo y sus comportamientos impulsivos, pueda ser una influencia negativa para el crecimiento personal y profesional de Lamine. No quieren riesgos. No quieren ruido. Y no quieren que nada ni nadie pueda entorpecer la evolución del joven más determinante que ha salido de La Masia en muchos años.
Así pues, aunque Deco veía en Osimhen una oportunidad deportiva extraordinaria e incluso más asequible económicamente que otros delanteros de primer nivel, Flick ha cerrado la puerta. El Barça seguirá buscando un nueve total, pero con una condición innegociable: que su llegada no comprometa el entorno de sus joyas. Y Lamine Yamal, ahora mismo, es intocable.