Joan Laporta tiene claro que, si quiere seguir al frente del FC Barcelona más allá de 2026, necesitará un golpe de efecto. Y ese golpe tiene nombre propio: Julián Álvarez. El delantero argentino, que está completando una excelente primera temporada en el Atlético de Madrid, es uno de los principales objetivos del presidente blaugrana, que lo ve como el recambio ideal para Robert Lewandowski y una figura capaz de encender la ilusión del socio en un momento de transición institucional.
Julián suma 15 goles y 2 asistencias en 34 partidos bajo las órdenes de Simeone, demostrando una adaptación impecable al fútbol español y al rigor competitivo del Metropolitano. Sin embargo, su futuro podría estar lejos de Madrid. Según fuentes cercanas a la directiva culé, Laporta ya trabaja discretamente para asegurar su fichaje de cara al verano de 2026, año en el que se celebrarán nuevas elecciones presidenciales y en el que Lewandowski, con 38 años, dirá adiós al club.

Una operación estratégica y emocional
El fichaje de Julián Álvarez no solo respondería a una necesidad deportiva, sino también a una lógica política. Laporta es consciente de que necesitará una figura carismática para reforzar su proyecto y, tras no haber podido cerrar grandes nombres en los últimos mercados, el argentino representa una síntesis perfecta de rendimiento, juventud y atractivo mediático. Campeón del mundo con Argentina en 2022 y formado en River Plate, su perfil conecta con una narrativa de reconstrucción que el barcelonismo desea.
Desde el Atlético de Madrid, donde Julián llegó procedente del Manchester City en 2024, son conscientes del interés culé. Aunque no hay negociaciones abiertas, la inquietud existe en los despachos colchoneros. El club rojiblanco lo considera pieza clave para su futuro inmediato, pero también sabe que el poder de tracción institucional y emocional del Barça, sumado a una eventual cláusula de salida bien activada, podría cambiar el escenario.