El Real Madrid vive un momento de tensión interna. Tras perder el liderato de LaLiga, el club atraviesa una situación complicada. El empate ante el Girona, sumando el tercer tropiezo consecutivo, ha dejado claro que el equipo está inestable. Del liderato de la semana pasada, los blancos ahora van un punto por detrás.
En el vestuario, la división es evidente. Hay quienes cuestionan a Xabi Alonso y otros que lo defienden. Entre los críticos, destaca un nombre propio: Federico Valverde. El uruguayo no ha ocultado su descontento. Su malestar comenzó cuando fue colocado como lateral izquierdo, posición que considera ajena a sus cualidades. En rueda de prensa, dejó claro: “No he nacido para jugar ahí”.

Fede Valverde fue uno de los primeros en alzar la voz
Valverde no solo cuestiona su ubicación en el campo. Su crítica se extiende a la metodología del técnico. Siente que hay demasiadas horas de vídeo y poca práctica en el césped. Considera que el equipo ha perdido fluidez y naturalidad ofensiva. Para él, los movimientos que exige Alonso limitan la creatividad y la libertad de los jugadores.
Junto a Valverde, otros futbolistas también han mostrado su desconfianza. Jude Bellingham, Vinicius, Rodrygo, Brahim, Ferland Mendy, Camavinga y Endrick cuestionan la metodología de Alonso. Según ellos, las sesiones son demasiado rígidas. Consideran que los planes tácticos se han vuelto predecibles y que las decisiones del técnico no cumplen con la exigencia del club.
Para este grupo, el Madrid ha perdido fluidez, chispa y naturalidad ofensiva. Los movimientos que pide el entrenador, dicen, limitan la creatividad y reducen la libertad de los jugadores. Valverde y Camavinga se han mostrado incómodos en las posiciones laterales. Brahim, Mendy y Endrick se sienten marginados. Todo esto ha generado una tensión constante que erosiona la relación entre la plantilla y el técnico.
Xabi Alonso tiene cada vez menos adeptos en el vestuario
Sin embargo, no todos comparten esa visión. Existe un bloque minoritario que apoya a Alonso. Entre ellos destacan Kylian Mbappé, Thibaut Courtois, Arda Güler y Dean Huijsen. Creen en la idea del entrenador y consideran que su método no es el problema. Ven coherencia en su proyecto y consideran que el nivel de exigencia es necesario para competir al máximo nivel. Y eso es algo que corresponde a los jugadores.

El problema es que este grupo es menor. La mayoría del vestuario cuestiona todo. Quiere cambios y se siente incómodo con Alonso. Esa división se refleja en el campo: el equipo juega desconectado. Faltan comunicación, intensidad y una idea común. Todo lo contrario a lo que necesita un club como el Real Madrid.
La presión sobre Xabi Alonso crece. Los próximos partidos serán determinantes para definir su futuro. Mientras tanto, la figura de Valverde y otros jugadores críticos sigue siendo central. Su postura refleja el malestar de la mayoría del vestuario. Pero también está la otra visión: la de quienes confían en la dirección del técnico. Esta dualidad marca el presente del Real Madrid y condicionará su camino en LaLiga y Europa.