El derbi catalán entre el Girona y el RCD Espanyol ha ido adquiriendo tensión con el paso de los años. Pero en el último enfrentamiento entre ambos conjuntos se han traspasado todos los límites que puede tener una rivalidad deportiva, ya que varios disturbios en forma de insultos, lanzamientos de objetos y encaramientos han invadido el gol norte de Montilivi, hasta el punto de obligar a los Mossos d'Esquadra a intervenir para paliar la situación.

Una polémica sembrada durante la semana

Ahora bien, la polémica entre ambas aficiones no ha sido muy sorprendente. Ya se preveía un escenario cargado de tensión. Porque durante la semana ha habido una importante polémica en torno a las normas de acceso para la afición perica. En un comunicado emitido durante la previda del partido, el conjunto gerundense quiso dejar claro que "el Girona quiere recordar que, tal como indican las normas para acceder al estadio, tener actitud de aficionado visitante en zona local puede suponer la expulsión del estadio".

Unas líneas que encendieron a la afición perica, que respondió a través de la Federación Catalana de Peñas del Espanyol (FCPE). "La afición del Espanyol siempre luciremos con respeto y orgullo nuestro sentimiento", aseguró la entidad de peñas del club barcelonés. Con este contexto, la tensión entre las dos aficiones ha acabado con unos disturbios originados principalmente en la zona limítrofe entre la afición visitante y la local.

Polémica dentro y fuera del campo

Todo esto ha desembocado en un derbi catalán de alto voltaje, por la tensión vivida tanto en el terreno de juego, como, sobre todo, en las gradas de Montilivi. Y según avanzó el portal Principal.cat, en la zona del gol norte, cerca de la visitante, los que acabaron expulsados ​​del estadio gerundense fueron varios ultras del Espanyol, que protagonizaron el gran grueso de las peleas físicas y verbales.

Pero la polémica entre ambos conjuntos no se ha quedado en los hechos sucedidos en las gradas, sino que durante el partido también ha habido mucha tensión entre los futbolistas. Sobre todo por las decisiones arbitrales, ya que los barceloneses se han sentido perjudicados en el penalti decisivo que ha anotado Stuani y en una expulsión a finales del partido. Después del encuentro, Sergi Darder ha declarado que "si digo lo que quiero me sancionaran", alimentando todavía más la tensión de un derbi catalán ensuciado por los disturbios entre aficionados.