El sufrimiento se ha apoderado del Barça en Ipurua en uno de los partidos más complicados de la temporada. El Éibar ha hecho desaparecer la esencia de un Barça que ha estado enderezado por Luis Suárez y con la compañía de Leo Messi y Jordi Alba. Tres puntos y gracias en un partido de mínimos que permite a los culés seguir comandando con mano de hierro la Liga Santander.

De gala y desdibujados

Ernesto Valverde no se fiaba del Éibar, a pesar de nunca haber perdido contra ellos, y ha salido sin sorpresas y con el once de gala. Coutinho y Dembélé se han quedado en el banquillo y Paulinho ha sido el elegido para ser el undécimo hombre. No ha habido ningún tipo de rotación porque la Liga está en juego, y también para dar minutos al once que presumiblemente saldrá ante el Chelsea en la Champions.

Pero si el dibujo era claro, los avisos de Valverde también. En la previa del partido ya alertó de la complicación del partido y de un rival que ya ha goleado en Ipurua a equipos como el Sevilla o el Girona. Y ahora ha puesto en peligro la esencia del Barça.

La altísima presión de los vascos ha dejado un Barça desdibujado y con una apariencia totalmente diferente a la habitual. Sin la posibilidad de salir con el balón controlado y con el medio del campo despoblado, los contragolpes han sido la única arma que les han dejado utilizar. La agonía se ha centrado en torno a la portería de Ter Stegen, pero cuando se ha tenido que correr, los de siempre han solucionado.

Conexión Messi-Suárez y una roja

Pero quién tiene los mejores jugadores acaba teniendo mejor resultado en el cara a cara. Y el Barça lo ha demostrado siendo diferencial en las áreas. Ha vuelto a aparecer la conexión Messi-Suárez y el partido ha cambiado. El argentino ha demostrado que es el mejor asistente y el uruguayo que es el mejor goleador. Minuto 15 cuando llegaba un poco de calma después de la tormenta inicial.

Y es que el uruguayo Suárez ha sido la guia de todas las jugadas. Omnipresente en ataque, ha sido el principal descargador del juego, el pivote sobre quien girar y la referencia en la punta de ataque.

Todavía quedaban 75 minutos para el final, pero el Barça ha podido hacer el golpe moral y llevarse el partido a su terreno. Los de Valverde han ido madurando, pero no como es habitual, y han seguido creciendo a medida que pasaban los minutos. Messi ha vuelto a hacer de las suyas y ha acabado chocando con su decimosexto palo de la temporada (33º en total).

El Barça ha seguido sufriendo durante el resto de la primera mitad, pero también en la segunda. El guión no ha cambiado y el Barça se ha sabido adaptar a un papel poco habitual. Coutinho tampoco ha podido revolucionar demasiado el partido cuando ha entrado al segundo tiempo.

Y al final todo se ha puesto en su sitio con dos tarjetas amarillas casi consecutivas para Orellana que lo han acabado expulsando. Y tres minutos después lo ha acompañado su entrenador, Mendilibar, por desconsideración al árbitro. Entonces el partido ha hecho un vuelco, el Barça se ha repuesto y han llegado las superioridades. Jordi Alba ha sentenciado en el 88, con un hombre más, en una de las últimas ocasiones del partido.

Mucho sufrimiento pero sigue la imbatibilidad en la Liga. Tres puntos muy trabajados y se rompe la racha de dos empates consecutivos en la competición de la regularidad. El Barça ha resuelto un complicado compromiso antes del retorno de la Champions.