El aplazamiento de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 por culpa del coronavirus complica todavía más los planes de la organización y todas las previsiones de equipamientos y localizaciones. La disponibilidad de instalaciones como el Estadio Olímpico o la villa de los atletas, construidas para el uso exclusivo durante los Juegos, tienen fecha de caducidad. Y el aplazamiento provocará pérdidas millonarias.

Las dificultades por utilizar estas instalaciones deportivas más allá del verano y de las fechas marcadas en el calendario desde hace más de seis años supone un enorme quebradero de cabeza para los organizadores. Coste económico inmenso y gestión logística extra en las 40 sedes que acogerán los Juegos de Tokio.

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Pérdidas millonarias

Para los Juegos, Japón ha creado ocho nuevas instalaciones deportivas, una decena de carácter temporal y utilizará otras ya existentes. Pero el gran problema radica en la capacidad de explotación de los escenarios que acogerán las pruebas deportivas.

Un ejemplo muy claro es el nuevo Estadio Olímpico de Tokio, que fue acabado a finales del año pasado y, según consta en el plan de Gobierno de Tokio y de la organización, será privatizado después de los Juegos para sacarle rendimiento económico acogiendo competiciones deportivas o conciertos. Pero con el aplazamiento de la competición, los planes de privatización tendrán que esperar y se perderá mucho dinero.

El estadio principal de los Juegos es propiedad en estos momentos del consorcio Japan Sports Council, formado por diferentes entes públicos de Japón, y estaba previsto que sus derechos de explotación salieran a subasta y pasaran a manos de una empresa privada a partir del próximo otoño. Pero todo tendrá que posponerse.

La ampliación y mejora del estadio, programada para acabar en el 2022, tendrá que alargar plazos. Y además se perderán ingresos por el hecho de tener que mantener el estadio en condiciones, que suponen unos 20 millones de euros el año aparte de los ya 1.310 millones que ha costado la construcción desde cero.

También tenían previsto otro uso justo después de la conclusión de los Juegos el Centro Acuático, el nuevo estadio Ariake Arena (voley) o el Centro Olímpico de Gimnasia.

Viviendas con el freno de mano

Y un segundo gran inconveniente son los alojamientos de la villa olímpica. Los más de 11.000 atletas que acudirán a los Juegos vivirán en las construcciones hechas por un consorcio público-privado del cual es parte el Gobierno de Tokio. El cerca de un millar de las 5.600 viviendas de la villa ya han sido vendidas, pero no podrán ser entregadas en las fechas fijadas a sus propietarios.

Pero eso no ha sido todo porque la gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, afirmó que este aplazamiento también "afecta a la planificación urbanística de Tokio".

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