El 18 de julio de 2015 fue uno de los días más felices en la vida de Josep Maria Bartomeu. Y es que no todos los días uno se convierte en el presidente del FC Barcelona más votado de la historia, con un total de 25.823 votos. "Prometo sudar la camiseta como Xavi, Iniesta, Puyol y Messi", afirmó aquella noche un radiante Bartomeu, que con el triplete bajo el brazo y con un Barça liderado por el tridente formado por Messi, Suárez y Neymar, se las prometía muy felices. 

1.888 días después, Josep Maria Bartomeu se encuentra al borde del abismo. De tener 25.823 votos que le daban vía libre para gobernar el Barça con tranquilidad, ha pasado a aglutinar 20.731 socios y socias que, pese a no poder acudir al Camp Nou y en plena pandemia, han decidido dar su apoyo a una moción de censura que le podría obligar a salir por la puerta de atrás.

Bartomeu elecciones / EFEJosep Maria Bartomeu, después de ganar las elecciones del 2015 / EFE

Una planificación deportiva desastrosa

Con los números en la mano, el palmarés logrado por el Barça desde las elecciones del 2015 no ha sido del todo malo, ya que ha acumulado tres Ligas, tres Copas, una Supercopa de Europa, un Mundial de clubes y dos Supercopas de España. El problema, sin embargo, es el cúmulo de ridículos que ha aglutinado en la Champions League, donde la única alegría fue la remontada contra el PSG, un logro histórico que terminó de la peor manera, cayendo contra la Juventus en otra noche negra en Europa que iría seguida de las de Roma, Liverpool y Lisboa. Además, en estos años, el Real Madrid ha ganado tres Champions seguidas, lo que todavía ha ennegrecido más el panorama.

La pérdida de competitividad del Barça ha ido ligada claramente al empeoramiento paulatino del nivel de la plantilla, una sensación que empezó con la espantada de Neymar, un show que dejó en ridículo a Bartomeu y su junta, aquello del 200%, que se negó a aceptar la evidencia hasta el último segundo, para después ser incapaz de reaccionar en el mercado. También se han ido piezas clave como Dani Alves o Iniesta, jugadores que las diferentes direcciones deportivas configuradas por Bartomeu, que a día de hoy también es el vicepresidente deportivo, no han sabido sustituir.

messi pique barça liverpool europa pressMessi y Piqué, desesperados, tras la remontada del Liverpool contra el Barça en las semifinales de la Champions 18/19 / Europa Press

Y es que en las seis plantillas que se han planificado con Bartomeu en la presidencia, el FC Barcelona ha invertido un total de 921 millones de euros, para terminar con una plantilla envejecida, con una masa salarial disparada e insostenible y con muchísimas carencias, con el 2-8 ante el Bayern como colofón final.

A todo ello, hay que añadir el cúmulo de desastres de la sección de baloncesto y la incapacidad de ascender al Barça B a la Segunda División, con fichajes rarísimos y un corte evidente en el flujo de ascensos de jugadores de la casa al primer equipo. Y es que no hay que olvidar las dudas sobre el fichaje de varios jugadores brasileños de nivel discutible (Robert Gonçalves, Vitinho, Marlon o Matheus Fernandes, entre otros).

Del 'Barçagate' al 'Messigate'

A parte del aspecto meramente deportivo, que ha decaído hasta límites insoportables, en el descenso de Bartomeu al infierno también han jugado un papel clave los escándalos que se han producido lejos del verde. El más grave fue el denominado Barçagate, una supuesta trama aún sin resolver por la que el Barça habría contratado a una empresa, I3Ventures, para atacar a través de las redes sociales a jugadores como Messi o Piqué, a Pep Guardiola y a personas del entorno como Joan Laporta, Víctor Font o Jaume Roures. El escándalo partió en dos la junta, con la dimisión de seis directivos.

Leo Messi entrenament grup @fcbLeo Messi, en la Ciutat Esportiva Joan Gamper, en un entrenamiento / FCB

Hubo otros, como el intento fallido de cambiar el escudo, o las dudas que sigue suscitando el proyecto del Espai Barça.

Solo faltó el desastre contra el Bayern y el lío espectacular con Leo Messi, que acusó sin reparos a Bartomeu de haberle mentido, para acabar de encender la mecha. Dijo Bon Scott, histórico vocalista de AC/DC, que "el infierno no es un mal lugar para estar". Difícilmente Bartomeu estará de acuerdo tras ver como sus 25.823 aplausos se han convertido en 20.731 abucheos.