El Barça de fútbol sala levantó este domingo la tercera Champions League de la historia de la sección. Lo hizo después de superar a ElPozo Murcia en el Palau Blaugrana —completamente vacío— gracias a dos dianas de Ferrao y Jesús Aicardo. En la gradería, una de las pocas personas que pudieron disfrutar de la final en directo fue Josep Maria Bartomeu. Deprimido y discreto, el presidente blaugrana observaba la pista con el deseo de ganar y, probablemente, con la sensación de que el título del equipo de Andreu Plaza sería el último que viviría como máximo responsable del club.

Después del partido, Bartomeu quiso sacar pecho de los éxitos de la sección. "Una Champions es una Champions y hay que celebrarla con todos los culés. Esta junta directiva ha hecho una apuesta muy fuerte por la sección y por la Champions. Son 3 en 10 años. Es un esfuerzo deportivo y de recursos, estamos de enhorabuena", dijo.

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Sergio Lozano, capitán del Barça de fútbol sala / EFE

Si bien es cierto que los anteriores títulos continentales llegaron en los años 2012 y 2014, bajo su mandato y el de Sandro Rosell, el presidente actual ignora —u omite deliberadamente— que fue Joan Laporta quien decidió impulsar la sección de fútbol sala de manera definitiva. El abogado catalán, ahora candidato para los próximos comicios, es quien apostó por figuras como el entrenador Marc Carmona o el crac internacional Javi Rodríguez con el fin de profesionalizar un equipo que pasó de la División de Honor a la Champions en pocas temporadas.

Sea como sea, el triunfo de los de Andreu Plaza fue un pequeño oasis en plena tormenta institucional. Después de comprobar que los boletos de 'Més que una moció' son válidos, y por mucho que su jefe de servicios jurídicos busque obstáculos donde no los hay, Bartomeu tendrá que tomar una decisión clave: dimitir y marcharse por la puerta de atrás o cogerse con fuerza a la silla y afrontar un voto de censura histórico que lo puede sentenciar.