El Barça genera muchas dudas, pierde la identidad y físicamente no está al nivel esperado, pero pasa a los cuartos de final de la Champions League. El Nápoles ha plantado cara en el Camp Nou, que ha revivido un partido europeo después de nueve meses, pero le ha faltado efectividad. El festival del VAR, de los penaltis y los goles de Leo Messi, Luis Suárez y Lenglet han salvado a los blaugrana (3-1).

Goles inesperados

Momento para seguir haciendo historia y para repetir presencia en los cuartos de final de la Champions. El Barça, después del necesario descanso para cargar pilas y olvidar la Liga regalada, ha salido con todo contra el Nápoles. Pero a pesar de amenazar con el tridente de lujo y con el equipo más experimentado posible, la apuesta de Quique Setién se ha resentido de la falta de ritmo.

El Nápoles, que estaba obligado a marcar para pasar de ronda, ha sido el protagonista del partido. Los blaugrana han cedido deliberadamente la posesión y han esperado a los contragolpes. Y el primer aviso ha sido de Mertens a los 2 minutos con una pelota al palo. El Barça, sin embargo, ha reaccionado gracias a un córner que ha rematado al fondo de la portería Lenglet. Primer gol. Y en el 23, turno de Messi para encarrilar la eliminatoria.

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Messi celebra su gol

Festival de penaltis

Papeles cambiados en el Camp Nou. El Nápoles, con filosofía Barça, y los blaugrana más cómodos defendiéndose. Una extrañeza de partido poco habitual, que ha premiado a un Barça efectivo en ataque como pocas veces.

E, incluso, ha hecho el tercero a la media hora de juego, pero el VAR lo ha anulado por unas manos de Messi antes de marcar su segundo gol. Este ha sido el inicio del festival de penaltis.

En el añadido del primer tiempo ha marcado Luis Suárez de penalti. Por una falta de Koulibaly sobre Messi. Y antes del pitido final, penal cometido por Rakitic que transforma Insigne para dejar un peligroso 3-1 en el marcador.

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Momento de Insigne lanzando el penalti del gol del Nápoles

Y más sufrimiento del Barça...

Pero si la primera parte ha sido trepidante, en la segunda han faltado piernas. Los jugadores de los dos equipos, visiblemente más cansados a medida que pasaban los minutos, han bajado el ritmo.

El Nápoles, que necesitaba goles, ha sido quien ha puesto el miedo en el cuerpo del Barça. Veinte minutos de sufrimiento blaugrana, que han demostrado la falta de nivel de este Barça, y después posesión culé. Los de Setién sólo han podido controlar a los italianos cuando se empapaban de balón. Pero eso sólo pasaba porque el Nápoles también necesitaba descansar.

Pero a pesar del sufrimiento, con un gol antes del final de Milik que ha sido anulado por fuera de juego, finalmente el Barça ha podido certificar el pase a los cuartos de final. Y lo hace aumentando su récord porque lleva 13 años consecutivos llegando a esta fase de la Champions. Lisboa ya espera al Barça, pero si sigue jugando así, será por poco tiempo.