Parece que si el Barça no tiene retos, la máquina no funciona. Ya quedó demostrado contra el Sevilla el pasado miércoles en la Copa que, si el equipo quiere, pueden maravillar. Pero antes del Clásico del próximo miércoles, el equipo se ha despistado contra el Valencia (2-2).

El Valencia molesta

Con una media revolución en el once titular, sin Busquets (sancionado), Arthur, Lenglet y Jordi Alba, el equipo blaugrana se ha ido construyendo un terreno pantanoso donde poder superarse. Como si estuviera escrito que la remontada es el hábitat donde el Barça ahora quiere moverse.

No ha estado el mejor día de Sergi Roberto en el lateral izquierdo, obviamente falto de automatismos a banda y a pie cambiado, ni el de Vermaelen, Piqué y Semedo. El Barça ha estado lúcido ofensivamente porque Messi, Suárez y Coutinho dan miedo, pero también molestados por una defensa del Valencia muy bien posicionada. Mientras tanto, pequeñas imperfecciones en el juego del medio del campo, con Rakitic, Arturo Vidal y Aleñá, e intervenciones salvadoras de Ter Stegen.

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Pero los pequeños detalles marcan las diferencias y el Valencia ha hecho un doble golpe. Los valencianos ya habían avisado en el minuto 2 con un palo de Cheryshev. Y posteriormente, en el minuto 24, ha marcado Gameiro después de un buen contragolpe. Más tarde, en el 32, Parejo ha hecho el segundo de penalti.

Ha sido un partido accidentado por los goles, por los errores, pero también por los encontronazos. El más importante ha sido el de Piqué con Gameiro, que han chocado cabeza con cabeza. El catalán ha acabado con sangre y el francés, goleador esta tarde, ha tenido que abandonar el campo con mareos antes del descanso.

Messi, protagonista

Y si los retos se han convertido en la nueva moda en el Camp Nou, como ya pasó en la Copa contra el Levante, contra el Sevilla y en varias ocasiones en el inicio de la temporada en la Liga, esta vez se ha repetido la fórmula. Antes del descanso Semedo se ha inventado un penalti para que Messi marcara el gol de la confianza de un Barça enrabiado.

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El Barça ha cambiado en el segundo tiempo con la entrada de Jordi Alba, pero el de siempre ha seguido haciendo de las suyas. Messi, un goleador nato, ha probado su clásico disparo desde fuera el área. Una, dos, tres... y gol. En el minuto 64 ha encontrado un hueco imposible y ha hecho una rosca espectacular para poner el empate en el marcador.

Pero con el partido medio salvado, el siufrimiento ha llegado después de un choque de Messi. El argentino ha recibido un fuerte golpe en la parte interna del muslo derecho, ha tenido que ser atendido fuera del campo, y el Barça se ha apagado. Messi, presuntamente recuperado, ha andado los últimos veinte minutos de partido. No ha querido forzar y no ha sido más de lo parecía al principio. El Camp Nou ha quedado helado.

El marcador no se ha movido más, ni con la entrada de Malcom ni Arthur ha cambiado nada. El Barça salva un punto en el Camp Nou cuando lo tenía todo perdido. Y además se ha salvado de perder a Messi por un tiempo.