Para un culé, cualquier gol contra el Real Madrid contiene siempre una dosis extra de felicidad, posiblemente porque vivimos en un país en el cual hay mucha gente que, domingo tras domingo, simpatiza con dos equipos: el Barça y el equipo que aquella semana se enfrente a los blancos. Ayer, sin embargo, el Barça certificó un dato que hacía casi medio siglo que no se vivía: por primera vez en 45 años, esta temporada el conjunto blaugrana no ha sido capaz de marcarle ningún gol al equipo merengue.

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EFE

En la hemeroteca hay goles inolvidables como el de Jeffren Suárez el día del segundo 5-0, el de Xavi Hernández sellando una victoria que significaría el inicio de la era exitosa de Frank Rijlkaard o el de la cola de vaca de Romário en la primera manita a los blancos. Sin embargo, también hay goles faltos de belleza que, por mucho que ahora casi nadie recuerde haber celebrado, algún día fueron motivo de alegría inmensa.

¿Qué fue del determinante cabezazo de Mathieu en la primera temporada de Luis Enrique? ¿Y de aquel gol de Aleix Vidal que sentenciaba la victoria en la primera visita de Ernesto Valverde en el Bernabéu, con un remate que se convirtió en gol colándose a trancas y barrancas en la portería y que posiblemente sólo recuerden en su casa? Dice el novelista británico Nick Hornby que celebrar un gol es tocar el cielo con la mano, pero que nunca dos goles se celebran igual, ya que todo depende del contexto, del momento y de la situación.

Pero estaremos de acuerdo que cualquier gol contra el Madrid es siempre motivo de celebración extra para un culé. Imposible olvidar a Giovanni haciendo butifarras a los Ultra Sur en el año 1997, a Puyol besando el escudo en el glorioso 2-6 de Pep Guardiola o a Messi quitándose la camiseta y enseñándola al público blanco después de marcar el 2-3 hace cuatro temporadas.

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FC Barcelona

La última vez que el Barça completó un año entero sin marcarle al Madrid, los únicos extranjeros de la plantilla se llamaban Cruyff, Neeskens y Sotil. Ayer, 45 años después y con una alineación en la que sólo cuatro jugadores de la Masia estaban en el once titular, el equipo de Quique Setién no fue capaz de brindar a los aficionados culés la alegría de celebrar un gol contra el eterno rival.

Así pues, 365 días después de la última victoria en el feudo blanco (2 de marzo de 2019), aquel gol de Rakitic de hoy hace un año seguirá siendo como mínimo hasta la próxima temporada la última ocasión en la que los aficionados blaugrana habrán podido tocar el cielo con la mano. Con las dos manos, como siempre que se le marca al Madrid.