Este miércoles, seguidores de la Penya Barcelonista Dracs 1991 aprovecharon la visita del Fenerbahçe turco al Palau Blaugrana en partido de Euroliga para exhibir banderas pro-Kurdistán, el pueblo sin estado propio más importante de Oriente Medio y una de las zonas más castigadas por el presidente turco Recep Tayyip Erdogan.

Durante todo el partido, este grupo de aficionados del Barça mostraron banderas de las milicias kurdas de Siria, del propio Kurdistán y de la Federación Democrática del Norte de Siria, también conocida como Rojava.

Los kurdos tienen una población de entre 25 y 35 millones de personas repartida entre cuatro países: Turquía, Iraq, Irán y Siria. El año 1923, cuando se firmó el tratado de Lausana -en el cual se establecieron las fronteras de Turquía- su territorio no fue reconocido y desde entonces cualquier intento de crear un estado independiente ha estado violentamente reprimido.

Parte de los kurdos desean la soberanía de su territorio y otros simplemente reclaman autonomía democrática para su zona, hecho que implicaría que los turcos reconocieran la existencia de árabes, armenios y griegos de diferentes regiones y acabaran con el concepto de estado uniformizado que tienen actualmente.