En tiempo de incertidumbres políticas, el Barça se vuelve a felicitar por conseguir que Leo Messi siga soplando velas vestido de blaugrana. El '10', con un doblete y una asistencia contra el Chelsea (3-0), clasifica al equipo para los cuartos de final de la Champions League y se erige en la certeza más absoluta de una afición que sueña con el triplete.

Un señor partido

El ambiente en el estadio era el de las grandes noches europeas. Aquellas que han marcado a fuego el carácter del club. La Champions tiene una atmósfera especial, una mística única. Entre expectación y nerviosismo, casi 98.000 personas han llenado el Camp Nou para descubrir al último equipo de los cuartos. Y para ver jugar a Messi.

Ernesto Valverde se destapaba en un día a cara o cruz. El Barça llegaba de Londres con una ligera ventaja por el valor de los goles en campo contrario, pero eso no ha modificado el plan de un entrenador que ha apostado por Ousmane Dembélé, renacido en Málaga, y Andrés Iniesta, recuperado de una lesión. El talento, al servicio del equipo. Valverde sabía que tenían que marcar y su once estaba concebido para dejar la especulación de lado.

Messi sólo ha tardado 129 segundos en darle la razón. El '10' ha necesitado una pared con Luis Suárez para superar a Courtois con un disparo cruzado. El partido y la eliminatoria estaban de cara porque su genio así lo quería. Su jugada hacía saltar por los aires cualquier táctica y lo reducía todo al simple terreno de las individualidades. El gol ha sido la chispa que ha encendido su motor. Como en sus mejores noches, el delantero argentino ha canalizado todo el juego del Barça. Las jugadas mejoraban cuando pasaban por sus pies. Y eso lo sabían los compañeros.

Con Messi en estado de gracia, el equipo se sentía invencible. El Chelsea sabía que enviaba el partido a la prórroga con un gol y no se encogía. La valentía de los ingleses ha tenido el 2-0 como respuesta. Un error de Cesc Fàbregas en el círculo central ha desbordado toda la inventiva de Messi. A la carrera y sin tiempo para pensar, ha dejado atrás dos defensas ingleses para darle el gol a Dembélé, que ha confirmado las buenas sensaciones con un disparo que sólo ha podido parar la red.

Juego de números

El Barça había hecho el trabajo en 20 minutos de fútbol primoroso. No se escondía y ganaba el intercambio de golpes. Con solidaridad defensiva, el equipo reducía espacios y frenaba contragolpes. Todo el mundo corría. Nadie negociaba una carrera. Sin embargo, el Chelsea ha estado a punto de levantar la voz con tres jugadas casi consecutivas que han frenado Ter Stegen y el palo.

El 2-0 dibujaba un escenario incierto. El Barça corría el riesgo de quedarse en tierra de nadie si dudaba entre proteger el resultado o ir a buscar el tercero. Las dudas, sin embargo, han quedado desvanecidas muy rápido. Suárez no ha aprovechado un regalo de Courtois, pero Messi ha querido celebrar su reciente paternidad con su gol número 100 en la Champions. En una jugada marca de la casa, trazando una diagonal con la pelota enganchada al pie izquierdo, el '10' del Barça ha sumergido al Camp Nou en un estado de éxtasis. La gente se ponía las manos en la cabeza porque no creía lo que veía. Y dudaba entre aplaudir y sacar el teléfono móvil para grabar la enèsima función del mejor jugador del mundo.

Con el partido sentenciado y el Barça facturando el equipaje hacia Nyon, sede del sorteo de los cuartos de final, Valverde ha querido reconciliar a André Gomes con una afición que lo ha recibido entre ovaciones y aplausos. Además, Pedro Rodríguez ha tenido, dos años y medio después, su merecido homenaje.

El Chelsea ha ondeado la bandera blanca y la falta de puntería blaugrana ha evitado que el resultado fuera más sangrante. Messi ha acabado el partido andando y con las manos en la cintura, en una muestra del trabajo bien hecho. El Barça no se desvía del camino hacia la final de Kiev y suma su undécima temporada entre los ocho mejores equipos de Europa.