La selección española encara el camino hacia el Mundial de 2026 con un debate interno cada vez más potente sobre Lamine Yamal. Pese a su impacto precoz y a haberse convertido en uno de los futbolistas más desequilibrantes del combinado nacional, empieza a notar una presión creciente en su entorno para que no sea señalado como el eje absoluto de la Roja. Un escenario que genera incomodidad y que ya ha provocado movimientos y discursos significativos.
En este contexto, las palabras de Raúl González, leyenda del Real Madrid y voz con peso en el fútbol español, no han pasado desapercibidas. El exdelantero fue claro al analizar el futuro del equipo nacional: “Lamine Yamal no va a ser el eje de la selección española”. Una frase que, más allá de la opinión personal, ha sido interpretada como el reflejo de una corriente interna que busca diluir el protagonismo del joven talento del Barça.
Raúl marca el camino y el mensaje no es casual
Las declaraciones de Raúl llegan en un momento clave. Lamine Yamal ha asumido responsabilidades impropias de su edad y ha respondido con fútbol, personalidad y rendimiento. Sin embargo, en los despachos y en ciertos sectores del entorno de la Roja preocupa que el relato sitúe al jugador azulgrana como la gran bandera del proyecto.

La realidad es que existen presiones para que la selección no gire en torno a Lamine. Se insiste en un modelo más coral, pero también en que otras figuras sean las caras visibles del equipo. Y ahí aparece un nombre con fuerza como Dani Carvajal. El lateral del Real Madrid es visto por algunos como el líder ideal, un futbolista con galones, experiencia y peso institucional.
El pulso Barça-Madrid llega a la selección
Este debate no es ajeno a la histórica rivalidad entre Barça y Real Madrid. En el seno de la selección hay quienes consideran que no conviene que la gran estrella sea un jugador tan joven, y menos con el impacto mediático que está teniendo Lamine Yamal dentro y fuera del campo. La sensación es que se quiere rebajar su rol, protegerlo públicamente, pero también evitar que se convierta en el rostro principal de la Roja. Mientras tanto, el futbolista sigue hablando sobre el césped, ajeno a las maniobras externas, aunque consciente de que la presión aumenta.
La selección española afronta un reto complejo a la hora de gestionar el talento generacional de Lamine Yamal sin caer en luchas internas ni mensajes contradictorios. De este modo, el camino hacia 2026 no solo se juega en los partidos, sino también en quién manda y quién representa el futuro de la Roja.