Aburrimiento, somnolencia o pereza. Tres palabras que podrían definir a la perfección qué sensación tienen los culés viendo al Barça por la televisión. Desde que los partidos son a puerta cerrada, y sumando los últimos antes del confinamiento, los espectáculos del Barça son dantescos. No juegan a fútbol pero parece que los jóvenes sí tienen ganas de divertir.

Después de empatar contra el Sevilla y de perder el liderato volvieron a aflorar las críticas hacia Quique Setién. Nula capacidad de intervencionismo, inexistente mano de hierro en un vestuario más que acomodado y poca confianza en los jóvenes. Y la victoria contra el Athletic Club, a pesar que sufrida y decepcionante, ha servido para dar un baño de realidad al entrenador blaugrana.

Ni apostando por el tridente de lujo, con Leo Messi, Luis Suárez y Antoine Griezmann, se consiguió un ataque feroz como nos tenía acostumbrado el Barça. Ni con Arthur y Arturo Vidal en el medio del campo el juego del Barça era rápido y mareaba al rival. Si se quiere ganar la Liga y la Champions League hace falta una revolución y nuevos aires, y la solución la tienen Ansu Fati y Riqui Puig.

Riqui Puig Barca EuropaPress

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El cambio de ritmo de los jóvenes

Si Setién apostó otra vez por las vacas sagradas y no salió nada bien, por fin volvió a confiar en los jóvenes. Riqui Puig salió al campo en el minuto 56 en el sitio de un insulso Arthur y desde el primer minuto que pisó el césped el Barça tuvo un punto más de ritmo. Pero eso no fue todo porque en el minuto 65 entró Ansu Fati por un intranscendente Griezmann. Y el Barça ganó velocidad de juego y amenaza ofensiva.

Y con los dos jóvenes dentro del partido llegó el gol de Rakitic. ¿Casualidad? Pues no. Quique Setién ya no tiene más excusas para no apostar por Riqui y Ansu.