Raúl Asencio está en el punto de mira. Ni Carlo Ancelotti confió en él, ni ahora lo hace Xabi Alonso. El defensa ha pasado de ser una promesa interesante a un problema serio para el Real Madrid. Cuando aparece en el campo, el equipo pierde solidez y se multiplica la inseguridad.
El derbi contra el Atlético de Madrid fue la gota que colmó el vaso. El conjunto blanco ofreció una de sus peores imágenes defensivas. El equipo se derrumbó atrás. Y la figura de Asencio quedó señalada. Sus errores fueron demasiado evidentes. Cada ataque rojiblanco parecía una amenaza real. Y el Madrid no tuvo respuesta.

Asencio acaba con la paciencia de Xabi Alonso
El técnico lo sabe. Sin defensa fuerte, no se compite. Pero Alonso no encuentra soluciones. Rüdiger estuvo lejos de su nivel. Huijsen tampoco convenció. Y cuando le tocó a Asencio, el panorama empeoró todavía más. No dio la talla. Ni en colocación. Ni en velocidad. Ni en intensidad. Todo lo que un central del Madrid debe tener, él lo dejó en duda.
El problema no es nuevo. En las primeras jornadas de Liga, ni siquiera jugó. Fue el cuarto central en la rotación. Solo las lesiones abrieron una puerta. Y su oportunidad se esfumó en minutos. Mostró un bajón físico alarmante. Perdió velocidad. Y además, la disciplina táctica brilla por su ausencia. Para colmo, sus problemas extradeportivos pesan demasiado en el vestuario.
Fue titular, pero solo para mandar un aviso a Valverde
El partido contra el Kairat Almaty fue otra historia extraña. Es cierto que Alonso lo alineó como lateral derecho. Pero la decisión fue más política que deportiva. Carvajal estaba sancionado. Y el entrenador castigó a Valverde tras sus palabras públicas de que no quería jugar en esa posición. El tolosarra aprovechó así a Asencio como aviso en un partido en el que, a priori ni el Madrid ni Asencio debían tener problemas. Pero hasta ahí. Asencio no está entre las primeras espadas del técnico.

La realidad es dura para el defensa. Ancelotti ya lo sabía. Y ahora Xabi Alonso lo confirma. Asencio no está para jugar en el Madrid. Ni de central, ni de lateral. Cada vez que entra, el equipo se resiente. No transmite seguridad. Sus compañeros lo saben. La grada lo percibe. Y el jugadorempieza a quedarse sin excusas.
El futuro es incierto. Asencio ha perdido protagonismo y confianza. Está lejos de ser ese jugador que ilusionó hace un año. Su tiempo en el Madrid parece agotarse. Porque si algo queda claro es que, cuando él está en el campo, el Real Madrid empeora. Y en un club que exige excelencia, eso es un pecado imperdonable.