La llegada de Adrian Newey a Aston Martin ha despertado una mezcla de ilusión y preocupación en el equipo británico. Y no solo en los pasillos de Silverstone. También en el entorno de Fernando Alonso, quien recientemente se reunió con el ingeniero más influyente de la historia moderna de la Fórmula 1. El encuentro, celebrado en la sede de la escudería, dejó claro que la incorporación de Newey se piensa en clave 2026, lo que no ha disipado el malestar actual en el box verde.
Alonso, siempre meticuloso, sabe que el AMR25 ha sido una decepción. El coche no está a la altura del nivel mostrado por la competencia directa. "No somos tan competitivos como queríamos", admitió antes del Gran Premio de Miami, una cita que calificó como "uno de los mejores eventos del calendario, aunque el trazado no sea el más atractivo para el piloto".

Alonso se reúne con Adrian Newey y confirma que el año actual se da por perdido
La preocupación del asturiano va más allá del trazado americano. El coche de esta temporada no solo no ha progresado, sino que parece haberse estancado, mientras otros equipos de la zona media han dado un paso adelante y se acercan al top-4. En sus palabras, “este año es la continuación de algunos problemas no resueltos de temporadas anteriores”. La esperanza está, claramente, puesta en 2026, cuando el reglamento cambiará por comple, y Newey tendrá carta blanca para diseñar desde cero. En otras palabras, en Aston Martin ya dan este 2025 por perdido.
Durante su estancia en la fábrica, Alonso compartió almuerzo y conversaciones privadas con el británico. Según relató el propio piloto, no hablaron en profundidad del coche de este año, sino del proyecto global del equipo. “Adrian está todavía aterrizando, entendiendo cómo funciona Aston por dentro. Fue una charla más general, sobre el futuro, sobre cómo mejorar como equipo”, explicó.

Fernando Alonso sabe que no tendrá un coche competitivo en el corto plazo
Sin embargo, el hecho de que Newey no tenga influencia directa en el monoplaza de 2025 genera cierto desencanto. Alonso lo asume con resignación: “No creo que dependa de él arreglar este coche. Él no lo diseñó, no lo tocó”. La apuesta está hecha para un ciclo completamente nuevo. Hasta entonces, el bicampeón español se ve obligado a competir con un coche que no responde y que no transmite confianza.
Aunque no lo diga abiertamente, el encuentro entre Alonso y Newey dejó entrever una tensión sutil, el reflejo de un piloto veterano que tiene prisa por obtener buenos resultados, y de un ingeniero que llega con la mirada puesta a largo plazo.