La música del dúo barcelonés Za! no entiende de etiquetas. Edi Pou y Pau Rodríguez tienen mil caras y todas frenéticas, perspicaces. No sabes por donde te pueden salir. Hacen música desde el futurismo y mezclan diferentes estilos: jazz, rock, electrónica psicodélica, tanto es. Lo que sea para poder causar emociones a quien los escucha, experimentar con la melodía y los ruidos, distorsionar las voces y sorprender con coreografías rocambolescas. De hecho, el año 2015 recibieron el Premio Ciudad de Barcelona por su tarea pedagógica y por su filosofía de autoedición.

Si en su último disco, Pachinko Plex (2018) se centraban en texturas electrónicas, sintetizadores y bucles aleatorios a través del ordenador, ahora empiezan a pensar en qué pasará con la música de después. Van un paso más allá para pasar de fronteras y reivindicar las culturas y la tradición del Mediterráneo y explotarlas para pensar en sonoridades futuras. Confirmados en el cartel del Festival Sónar de 2022, hoy tocan en el festival Eufònic, en las Terres de l'Ebre, junto con la Banda de Música de la Societat Cultural Lira Roquetense. El domingo repiten con Raquel Klein y Raquel Gualtero.

 

 

¡ZA! foto de Mar Merino Chez RatonPocos festivales hay que se adapten mejor a la personalidad de Za! como el Eufònic, ¿verdad? ¿Qué es lo que más os seduce de este festival?

El Eufònic consigue sumar riesgo, variedad y proximidad. Las propuestas más experimentales se funden con facilidad con las más populares, sin elitismo ni populismo. El tamaño del festival, que no tiene obsesión para crecer, también lo mantiene próximo y a escala humana.

En la edición de este año participáis por partida doble. La primera es en una colaboración con la Banda de Música de la Societat Cultural Lira Roquetense. ¿Cómo surgió esta colaboración?

De hecho, fue idea de Vicent Fibla de l'Eufònic, y a nosotros nos pareció muy bien: ya hemos trabajado con conjuntos de música popular/tradicional y siempre aprendemos y nos divertimos con estos procesos.

¿En qué consiste el proyecto? ¿Qué habéis creado?

El proyecto es una actuación de la Banda de Música con ZA!. El concierto se basará en dos pilares. El primero es la re-interpretación del repertorio de la Lira, sumando guitarra, electrónica, batería, cambiando el tempo, la sonoridad... El segundo es el Caballo Ganador, un código de improvisación conducida que nos permite componer música a tiempo real de forma colectiva con toda la banda.

¿Qué es lo que más os cautiva de estas formaciones populares?

La música tiene muchos usos y funciones, y en estas formaciones, creemos que hacer música no tiene tanto a ver con la profesión, el éxito y la competición con otros artistas, sino con el placer de tocar en grupo, la comunidad y la colaboración con otras bandas. El tejido musical por donde nos movemos más a gusto comparte estos valores, ya sea una banda municipal como un colectivo autogestionado.

Za!: "La música es un continuo geográfico y temporal: romper este continuo es ahogarla"

Uno de vuestros espectáculos ha sido Za! Y la Transmegacobla. ¿Tradición y experimentación no están tan alejadas?

Como nos dijo un día Pep Moliner, profesor del ESMUC, miembro de la Cobla Sant Jordi y de la TransMegaCobla, la música popular evoluciona constantemente, recogiendo de la tradición y aportando nueva experimentación. La música es un continuo geográfico y temporal: romper este continuo y crear compartimentos estancos es ahogarla. Con la TransMegaCobla, recogimos de los patrones de la música popular de diferentes partes del Mediterráneo y los mezclamos con la psicodelia y la distorsión que nos inspiran los tiempos actuales. Primero, para reivindicar el Mediterráneo como punto de unión y no como a frontera, y segundo, para experimentar con una cultura retrofuturista imaginaria que se expresa en fenicio y que seguramente existe en otra posibilidad dimensional.

Por qué a vosotros, como Za!, ¿qué os aporta la música tradicional?

La música popular tradicional es música que ha generado mucho consenso durante mucho tiempo. Es como el arroz, el cous cous, el mijo, el gofio, el arepa o el sofrito: bases sobre las cuales es natural cocinar, y que te permiten experimentar. Sofrito de nocilla, por ejemplo.

También participaréis del festival con el espectáculo de concierto-danza con Raquel Klein y Raquel Gualtero. ¿Nuevamente, cómo surgió el proyecto?

Con Raquel Gualtero habíamos compartido una improvisación dentro del Exploding Fest y nos entendimos muy bien. Ella y Raquel Klein nos propusieron hacer algo juntos por el Decimoquinto Metropolitano de Danza, y nos hace ilusión poder repetirlo por segunda vez en el Eufònic.

Y nuevamente, ¿qué proponéis con el espectáculo?

La idea es llevar los cuerpos al límite, producto de la extenuación y la sobreproducción en la que les sometemos hoy en día. Música y movimiento acompañan esta sensación de sobreesfuerzo y desconcierto.

Habéis hecho infinidad de colaboraciones y proyectos. ¿Cuáles tenéis pendientes. ¿Con quién os gustaría trabajar que todavía no lo hayáis hecho?

Nos gustaría trabajar con científicos, sociólogos y economistas que quieran jugar a prever cómo podría ser el mundo dentro de 200 años, y con estos datos componer una posible música del 2222.

Y más allá de los espectáculos que presentaréis en el Eufónico, ¿en qué estáis trabajando actualmente?

Continuamos con la TransMegaCobla y también estamos preparando un espectáculo en Algarve (Portugal) recogiendo los cantos de trabajo del siglo pasado - vinculados a la pesca, la minería y la agricultura - y actualizándolos en relación con los trabajos actuales -vinculados al turismo, la hostelería y los servicios.

Vuestro último disco es de 2018. ¿Tenéis previsto publicar disco nuevo en un futuro no muy lejano?

Es muy probable que ZA! & la TransMegaCobla se acabe convirtiendo en un disco, pero por norma interna - y más todavía desde la pandemia - vamos haciendo día a día y sin expectativas demasiado concretas.