Barcelona, 30 de junio de 1713. Isabel Cristina de Brunswick, esposa y regente de Carlos de Habsburg en Catalunya; Guido von Starhemberg, máxima autoridad militar austriacista en el Principado; y Ramon Vilana-Perles, secretario personal de Carlos y Isabel abandonaban la capital catalana en dirección a Viena. Y con ellos, las últimas tropas aliadas en Catalunya. La Guerra de Sucesión hispánica (1701-1715) había entrado en la fase definitiva. En Viena, Carlos e Isabel renovarían la confianza en Vilana-Perles y sería nombrado Secretario de Despacho Universal (cargo equivalente al de valido en las Españas o de primer ministro en Inglaterra). Y durante su largo gobierno (1713-1737) pondría las bases del poderoso Imperio austrohúngaro de los siglos XVIII y XIX y jugaría un papel decisivo en la acogida e integración del exilio catalán de 1714.

Viena (1758), obra de Canaletto. Fuente Kunsthistorisches Museum. Viena
Viena (1758), obra de Canaletto. Fuente: Kunsthistorisches Museum. Viena

¿De dónde venía Vilana-Perles?

Hay cierta controversia sobre el lugar de nacimiento de Vilana-Perles. Algunos investigadores afirman que habría nacido en Oliana (Alt Urgell), y otros que lo hizo en Barcelona, donde ha sido localizada su partida de bautizo. En cualquiera de los casos, lo que sí es seguro es que nació el año 1663 en una familia de abogados y notarios de Barcelona —originarios del Alt Urgell y muy relacionados con la curia diocesana de la Seu— formada por Ramon Vilana-Perles i Ribes y Eulàlia Camarasa i Reverter. El joven Ramon siguió los pasos profesionales del padre y del abuelo, y a finales de la década de 1680 lo encontramos ejerciendo como notario. También durante aquella época (1690-1705) forma parte activa de los entornos sociales y profesionales que defienden una Catalunya inspirada en el modelo político y económico mercantil de Inglaterra y de los Países Bajos.

Vilana-Perles, de preso político del régimen borbónico a secretario de Carlos de Habsburg

La crisis hispanocatalana se gestó durante el primer año de reinado de Felipe V (1701). El virrey hispánico Velasco era el encargado de fabricar un clima de conflicto civil e institucional que tenía que justificar la liquidación del régimen foral catalán. Y en la cancillería borbónica de Madrid, no se les ocurrió otra cosa que decretar la prohibición de comerciar con Inglaterra y con los Países Bajos, miembros de la alianza internacional austriacista y socios preferentes de Catalunya. Aquel decreto que amenazaba la ruina económica de Catalunya provocó una formidable protesta que se saldaría con la reclusión en mazmorras de los líderes de aquel movimiento. Vilana-Perles fue encarcelado (1704) y no sería liberado hasta que las tropas aliadas entraron en Barcelona (1705). Poco después era nombrado secretario personal de Carlos de Habsburg.

Mapa de Austria (principio del siglo XIX). Fuente Cartoteca de Catalunya
Mapa de Austria (principios del siglo XIX). Fuente: Cartoteca de Catalunya

Vilana-Perles, de Barcelona a Viena

Durante los años que Carlos e Isabel estuvieron en Barcelona (1705-1711/13), Vilana-Perles formó parte del selecto grupo de altos funcionarios de la cancillería hispánica austriacista, pero su figura siempre estuvo eclipsada por la de los militares que luchaban en los campos de batalla peninsulares. No sería hasta la llegada a Viena (1713) que ganaría protagonismo para convertirse en el catalán más poderoso del siglo XVIII europeo. Vilana-Perles ejerció como Secretario del Despacho Universal de la cancillería imperial durante veinticuatro años (1713-1737). Y durante este cuarto de siglo dirigió la política imperial austríaca en cuestiones tan importantes como el derribo de la Ley Sálica (que abriría la sucesión de Carlos en favor de María Teresa) o la expansión austríaca hacia levante (que convertiría Austria en la primera potencia de la Europa central y oriental).

Vilana-Perles y el exilio catalán: el Hospital de Wahring

La situación a la cual llegó el exilio catalán en Viena era dramática. La mayoría de aquellos 5.000 exiliados eran veteranos de guerra con graves mutilaciones. Vilana-Perles se dio cuenta de que era necesaria una atención hospitalaria para recuperar a aquellas personas y, sobre todo, para evitar que aquella tragedia derivara en una peste. Y con los doctores exiliados Esteve Mascaró, Maurici Andreu y Nicolau Serdaña financió la compra de una casa en el arrabal vienés de Wahring y la convirtieron en un hospital. El gasto total fue de 10.294 florines (8.294 en la compra y habilitación de la casa y 2.000 en la adquisición de material quirúrgico y medicamentos). Desde agosto de 1717, un equipo médico catalán formado por cuatro médicos, dos enfermeros, una enfermera, un boticario, un cirujano y una cocinera atendieron gratuitamente el exilio catalán en Viena.

Carles d'Habsburg y Elisabet Cristina de Brunsvic. Fuente Palau Mercader, Cornellà y National Hungarian Gallery, Budapest.
Carlos de Habsburg e Isabel Cristina de Brunswick. Fuente: Palau Mercader, Cornellà y National Hungarian Gallery, Budapest.

Vilana-Perles y el exilio catalán: las pensiones

Aquellos veteranos de guerra, en muchos casos gravemente mutilados, tenían auténticas dificultades para rehacer su vida. A partir de septiembre de 1714, las calles y las plazas de Viena se llenaron de vagabundos catalanes y valencianos que vivían en condiciones de absoluta mendicidad. Vilana-Perles, consciente de aquella tragedia, instituyó un sistema de pensiones para sostener a aquel colectivo y, al mismo tiempo, reconducir su situación hacia una progresiva integración en el sistema y en la sociedad austríacas. A través de su hermano Pau Vilana-Perles, que se había exiliado en Salerno (el reino de Nápoles había sido transferido a dominio Habsburg en el Tratado de Paz de Utrecht, 1713), gestionó el desvío de las rentas de varias instituciones religiosas napolitanas y sicilianas para alimentar y vestir a los exiliados catalanes de 1714.

Vilana-Perles y el exilio catalán: el proyecto Nueva Barcelona

Pasados veinte años (1734), Vilana-Perles estimuló a los supervivientes de aquel exilio (los más jóvenes y los menos castigados) para una empresa muy dificultosa, pero, también, muy prometedora: la creación de una colonia catalana en un territorio del fisco imperial —entonces despoblado— en el valle del Danubio, en el Banato de Temeswar, actualmente Voivodina, Serbia. Vilana-Perles comisionó a Josep Planti, otro exiliado catalán de 1714 que tenía importantes responsabilidades en la cancillería vienesa, y que sería el redactor de un proyecto que no dejaba nada a la improvisación. El año siguiente (1735) el exilio catalán iniciaba la construcción de Nueva Barcelona. Pero aquella experiencia se saldaría con un fracaso: las previsiones erróneas (se pretendía cultivar cultivos mediterráneos en una zona de riguroso clima continental); los perfiles inadecuados (la mayoría de los colonos no procedían del mundo agrario) y una epidemia de peste, condenarían al fracaso aquel ambicioso proyecto.

Mapa del Banat de Tenesmar, actual Voivodina (siglo XVIII) con la situación de Nueva Barcelona. Fuente Archivo ElNacional
Mapa del Banato de Temeswar, actual Voivodina (siglo XVIII) con la situación de Nueva Barcelona. Fuente: Archivo ElNacional

Vilana-Perles, "el ángel de la guarda" del exilio catalán de 1714

Con independencia del acierto o el error, del éxito o el fracaso, Vilana-Perles fue un visionario que, con una actuación decidida, evitó que el exilio catalán de 1714 —que venía de dar lo mejor de cada una de aquellas personas por las libertades de Catalunya— acabara abocado a la pobreza y en la marginalidad. Con sus iniciativas promovió los valores de cohesión y solidaridad entre la comunidad catalana de Viena. Y fue decisivo en la supervivencia de aquel colectivo. Vilana-Perlas no fue tan solo el arquitecto del Imperio austrohúngaro que la archiduquesa María Teresa situaría en el podio de las potencias europeas, sino también "el ángel de la guarda" de un colectivo formado por 30.000 catalanes y valencianos, dispersos por todos los dominios Habsburg, que fueron el primer gran exilio político de la historia peninsular.

Imagen principal: Retrato de Vilana-Perles (circa 1720), obra de Francesco Solimena. Fuente: Wikimedia Commons.