Timecode, de Juanjo Giménez, se ha quedado en las puertas de culminar este domingo por la noche una meteórica carrera y no ha podido recoger el Oscar al mejor cortometraje en la 89ª edición de los Premios de la Academia de Arte y Ciencias Cinematográficas de Hollywood.

Finalmente, ha sido la cinta húngara sobre un coro infantil Sing la que se ha hecho con el galardón de la categoría al cual, por primera vez, aspiraba un cortometraje catalán. El éxito de Timecode empezó con una Palma de Oro en Cannes y ha acabado pisando el Olimpo de la industria cinematográfica, después de más de 50 premios, entre los que hay a un Gaudí y un Goya.

Profesor de la Escuela de Cine de Reus, Giménez aterrizaba en Hollywood hace días orgulloso de que el proyecto, una pieza casi de artesanía sobre la belleza del entorno cotidiano construida a través de la danza y los silencios, hubiera llegado hasta Hollywood.

El cortometraje se centra en Luna (Lali Ayguadé) y Diego (Nicolás Ricchini), que son guardas de seguridad de un parking. Diego hace el turno de noche, y Luna, de día. El corto del barcelonés Juanjo Giménez narra el inicio de una relación especial entre estos dos personajes a través de la comunicación con notas, citas enigmáticas y las filmaciones de las cámaras de seguridad.

Timecode es una pieza de 15 minutos que se sirve de la música, el ritmo, la coreografía y el tiempo para explicar una historia de amor encubierta en el subterráneo de un parking. Se ha estrenado en más de 600 salas de los Estados Unidos con un éxito espectacular y se ha convertido en un auténtico fenómeno artístico y de taquilla.

Anécdota personal

La historia que Giménez explica en Timecode parte de una anécdota personal de una época en la cual trabajaba en el departamento financiero de una empresa. Un día a la semana tenía menos trabajo del habitual y se dedicaba a escribir historias en el ordenador, hasta que una compañera lo descubrió.

No fue hasta el año pasado que decidió coger la idea como propuesta para realizar un proyecto con los alumnos de la escuela de cine de Reus.

El Oscar a mejores efectos visuales ha sido para El libro de la selva, con un equipo formado por los catalanes de FX Animation Francesc Bolló y Nacho Doctor.