Amer (entonces veguería de Girona), 2 de febrero de 1428, festividad de la Candelaria. Primera hora de la madrugada. Hace 597 años. Un terremoto —que la investigación actual estima de una magnitud de 6,5 en la escala de Richter— rasgaba Catalunya de norte a sur. En Amer, por aquel entonces una pequeña villa de 300 habitantes, un extraordinario movimiento partió la tierra y abrió una grieta de ocho kilómetros de longitud. El "Terremoto de la Candelaria", como sería llamado, se convertiría en el fenómeno sísmico más intenso y más mortífero de la historia de Catalunya: la investigación actual calcula que tuvo una intensidad de 9 y las fuentes documentales de la época contabilizan un mínimo de mil víctimas mortales.

El epicentro
Las mismas fuentes documentales de la época sitúan el epicentro de aquel fenómeno sísmico en el valle de Núria (en la cabecera del río Freser). Según estas fuentes, el pueblo —proporcionalmente— más afectado del país fue Queralbs. El terremoto de la Candelaria marcaría un antes y un después para aquel pequeño pueblo. La fuerte sacudida hundiría la práctica totalidad de sus edificios y durante aquella fatídica primera hora de la madrugada de la Candelaria morirían 150 de sus 164 habitantes (el 90% de la población local). En pueblos de los alrededores, como Ribes, también se produjeron docenas de víctimas.
El primer radio de acción
Pero los terribles efectos de aquel fenómeno sísmico no quedaron limitados al valle del río Freser. Si Queralbs había sido el pueblo con una afectación porcentual más significativa (90%), la villa que registró la masa cuantitativa más elevada de víctimas mortales fue Puigcerdà, que perdió a 300 de sus 2.700 vecinos (el 12%). Sobre la línea imaginaria que uniría estos dos polos, también se producirían importantes mortandades. Camprodon perdió a unos 200 vecinos de un total de 784 (más de la cuarta parte de la población), y Sant Joan de les Abadesses contabilizó 40 fallecidos sobre un total de 232 habitantes. Las fuentes revelan que estas muertes eran producidas por derrumbes.

Más allá del primer radio de acción
Otra zona que registró una gran mortandad fue la Garrotxa. En algunos pueblos de esta comarca, las fuentes documentales contabilizan pérdidas poblacionales de hasta un 35%: el valle de En Bas (180 muertos sobre 520 habitantes), el valle de Bianya (130 defunciones sobre 380 pobladores) o Castellfollit de la Roca (80 víctimas mortales sobre 250 vecinos). En este segundo radio, la grieta de Amer señala la dirección de aquella oleada de muerte. Pero también es cierto que a medida que aquel fenómeno se alejaba del epicentro, sus efectos destructivos eran menores. En Barcelona (en el barrio de El Born) se contabilizaron 30 muertos, y en Bellpuig, 13.
¿Qué paisaje dejó el terremoto de la Candelaria?
El efecto más espectacular de aquel fenómeno sería la grieta de Amer. Pero aquellas fuentes mencionan que, además de la destrucción casi total de Queralbs y de Tortellà (no se tienen noticias del número de víctimas), se produjo la destrucción parcial de los monasterios de Sant Joan de les Abadesses, de Ripoll, de Sant Llorenç de Bagà y de Fontclara —en Banyuls dels Aspres— (veguería del Rosselló). También citan daños de mucha importancia en los templos parroquiales de Puigcerdà y de Bellpuig, en la abadía de Sant Martí del Canigó, en el campanario de Arles y en el albergue de Núria. En Barcelona, el rosetón de la basílica de Santa Maria del Mar cayó al suelo y causó una cantidad importante de muertos.

¿Por qué produjo tantas víctimas este terremoto?
A principios del siglo XV, la población rural europea se disponía sobre el terreno con un modelo de poblamiento disperso. No se concentraba en edificios con varios departamentos, que en aquel momento ya era el modelo dominante en el mundo urbano. Por este motivo, sorprende que el terremoto de la Candelaria, que afectaría básicamente a la Catalunya Vella (un territorio dominado por el modelo de poblamiento disperso), causara tantas víctimas. El caso de Queralbs es especialmente relevante. Y la respuesta nos la da la hora en la que se produjo. Debido a la hora en la que se produjo, aquel fenómeno sísmico pilló prácticamente a todo el mundo en la cama y durmiendo, y sin posibilidad de reacción.
¿Fue el terremoto de la Candelaria el primero?
El terremoto de la Candelaria es el más mortífero de la historia de Catalunya. Al menos, de los que tenemos documentados. Pero no es el primero de nuestra historia. Ni siquiera el primero que fue documentado. Este "honor" le correspondería a un fenómeno que se produjo cincuenta y cinco años antes. El 3 de marzo de 1373, se produjo un terremoto con epicentro en el valle de Boí y que según la investigación moderna habría tenido una magnitud de entre 8 y 9 de la escala Richter. Según las fuentes documentales, este fenómeno causaría una gran destrucción en el propio valle de Boí (epicentro del terremoto) y en las vecinas valles de Arán y de Àneu, pero no especifican la cantidad de víctimas.

¿Qué destruyó el primer terremoto documentado?
Las mismas fuentes detallan que en la zona del epicentro quedaron especialmente afectadas las villas de Sorpe (valle de Àneu) y Montclús (sierra del Montsec), con un nivel de destrucción total. También mencionan que Castèth Leon (construido un siglo antes en el país de Arán), que era la principal fortaleza y la residencia de los gobernadores araneses, quedó parcialmente destruido (cayeron la torre del portal y la torre mayor) y que los campanarios de las iglesias parroquiales de Boí y de Taüll no pudieron resistir el terremoto y se precipitaron sobre los tejados de las casas de los alrededores. Montclús, totalmente cubierto por un desprendimiento de rocas, nunca fue reconstruido.
¿Qué más destruyó aquel "primer" terremoto?
Aquel terremoto también afectó a otras villas y ciudades de Catalunya, Aragón y Occitania. Según las mismas fuentes documentales, la onda sísmica provocó varios daños en edificios situados a hasta 200 kilómetros del epicentro, y describen hundimientos parciales en el Castell del Rei, en el llano de Urgell; en la Casa de la Paeria, en Cervera; en la iglesia parroquial de Albalat de Cinca; en los castillos de Oló y de Gurb, o en las iglesias de Sant Just, de Santa Clara y de Santa Maria del Mar, en Barcelona. En este último caso, está documentado que la parte alta del campanario se precipitó contra el suelo de la plaza, y provocó varias víctimas mortales.