No todo es la clika, ir fleshy o el flush. En palabras de otra época: los colegas, vestir pintón o la guita (¡el dinero!). Todas las generaciones tienen puntos de inflexión en los temas que cantan. Todas se prometieron eterna juventud, pero todas acabaron sucumbiendo a los designios de la vida. Empieza a cambiar lo que les inquieta y, con ello, las canciones. Rompió la baraja un viejoven ya de esto del trap, Pimp Flaco, que hace unas semanas se dejó el molar en casa para lanzarse al tema filosófico más común y esquivo: el tiempo. Lo hizo en su último disco, el necesario Mmmua (2023). 

Y ahora completan la misma preocupación, mezclando tiempo, compás de espera y amor, dos de las voces autorizadas de la nueva música urbana en catalán: la cantautora Maria Hein, responsable también de uno de los pelotazos de este verano (Club), y la auténtica bad gyal, la rapera Mushkaa. Bajan al fango para ello. Con un tema de pop electrónico, de frases cortas y accesibles, pero intensas, persistentes. Hacen lo más difícil: pegar el golpe sin renunciar a la piel. En el mensaje emplean un escudo de papel de fumar. Por contraste, lo musical es más robusto. Una base en bucle, un bajo profundo y atmósfera oscura. Un poke que sabe a todas las manos que lo han cocinado: el de la propia Hein, que se adorna al vocoder, dejando de lado el muy lejano y desnudo Continent i contingut (2021); el del apasionado de la calma, Ferran Palau; y el del productor más versátil que tenemos por casa, Sr. Chen. Hay otro contraste más, el del veraniego y nostálgico clip.

La canción está cerca-lejos del anterior adelanto de la mallorquina, Fets de fil, otro de los singles –el segundo– que anticipan el que será su nuevo disco, previsto para finales de este mes. Sí, respira el mismo espíritu sintético, pero el corte contenía algo más de PC Music y atmósfera de videojuego fantástico. Este Temps es un golpe más seco, un topetazo con un cuatro latas; el chasis no se ha hecho nada, pero tú has acabado hecho añicos por dentro. Ha sido un verano de múltiples temas muy pero que muy radiados para los nuevos adalides del urban catalán, pero aunque las temperaturas todavía no acompañen, se necesitaba algo más invernal, lejos de la canción-inmediata. Algo que demostrase que no todo son fiestas de pueblo, amor y juventud. Algo que acerque las reflexiones a un territorio más longevo y que, poco a poco, cosa generaciones.