Starstruck es una de las grandes sorpresas en el catálogo de HBO Max. Una comedia romántica, género que ya nadie se atrevía a tocar, que consigue el milagro de ser breve, divertida y, sobre todo, transmitir mucha naturalidad.

El síndrome Notting Hill

A estas alturas, hacer una comedia romántica no es tan fácil. Primero, porque el lenguaje de este género ha caducado como pocos, y es imposible hacer una "tradicional" sin morir en el intento. Sus clichés no tienen mucha cabida en un mundo basado en las máscaras virtuales y la conciencia de que el romanticismo, cuando es mal entendido, es perjudicial a la salud.

Fleabag fue una de las primeras series a coger el género y lo sacudió como se merecía, ya que allí toda expectativa de un enamoramiento convencional se hundía ante la evidencia de que el amor es un concepto mucho más ambivalente de lo que se nos ha vendido hasta ahora. La también británica Starstruck no llega tan lejos, pero propone un ejercicio similar y no exento de riesgos.

A estas alturas, hacer una comedia romántica no es tan fácil

Su creadora y guionista, la grandísima Rose Matafeo, juega a hacer una comedia romántica, una de verdad, sin tener que recurrir a los trucos habituales, y de paso donante toda una lección de cómo hacer que los personajes transmitan verdad. La serie coge un punto de partida que no es nuevo (el de Notting Hill: una chica que trabaja en un cine inicia una relación de muchas idas y venidas con un actor popular) y dinamita en todo momento la evolución dramática de este tipo de historias. Y lo hace tanto con la construcción de los protagonistas, que nunca se adscriben a los cánones (también los físicos) del género, como con un sentido del humor muy elaborado que rompe en todo momento con nuestras expectativas.

Foto Starstruck 2
Starstruck, una atípica comedia romántica que triunfa en HBO Max

Una cuestión de química

El resultado es más que satisfactorio. Primero, por la química entre los dos personajes principales, porque si bien la historia raya la inverosimilitud en algunos pasajes sus dinámicas se hacen creíbles e incluso entrañables. Después, porque los diálogos de Matafeo y su coguionista, Alice Snedden, irradian una admirable naturalidad, aparte de contar con un buen puñado de chistes cinéfilos que te hacen conectar con la serie desde la primera escena.

Starstruck tiene otras virtudes, como el hecho de ser divertida sin incurrir en gags forzados o un exceso de vulgaridad. O la capacidad de construir realidades sociales tangibles, porque ni el entorno de la protagonista es idílico ni la vida del actor es una exhibición de lujos. Te crees su complicidad porque te los crees como individuos y eso, en la comedia romántica, es tener media partida ganada.

Te crees su complicidad porque te los crees como individuos y eso, a la comedia romántica, es tener media partida ganada

El resto de méritos provienen de su misma estructura: la serie está formada por seis episodios de poco más de veinte minutos, es decir, que en dos horas y pico ya la has visto entera. Y la verdad es que se hace corta, porque te acabas enamorando mucho de todos los seres que la pueblan (en eso también es romántica), ríes mucho con sus ocurrencias a costa de nuestra capacidad de montarnos películas y, al final, decides que el suyo es un mundo donde te gustaría vivir. Pero no sufráis, que HBO Max ya la ha renovado para una segunda temporada. Y atención al nombre de Rose Matafeo, que tiene pinta de haber llegado para quedarse.