"La verdad es que cuando pones el punto final a una novela como esta te quedas contento por tener la sensación de haber cerrado una cosa en que en muchos momentos no sabes cómo empezaste y ni siquiera confías en sí sabrás hacerlo. Pero la sensación más bestia es cuando un editor te dice que la quiere publicar, allí sí que aparece una adrenalina muy bestia". Joel Codina irrumpe como una de las voces emergentes más interesantes de nuestro panorama literario. Agitador cultural y comunicador irredento, catacaldos a tiempo cumplido con tentáculos esparcidos por todos los ámbitos creativos, ahora debuta en el universo novelístico con Sortiu i rescateu-vos relato autobiográfico come of age con reminiscencias a compañeros generacionales como Miqui Otero o el primer Kiko Amat, que como todas las historias ultrapersonales te acaban atrapando para resultar extremadamente universales. "Un palomo no hace verano", que dijo el genio, pero esta primera novela, que nos transporta en sus páginas iniciales a la ciudad de Terrassa de inicios de los ochenta para acabar en la Barcelona actual, deja entrever un futuro que puede deparar grandes momentos de lectura. "Lo mejor de toda esta experiencia es que nunca pensé escribir una novela. Nació fruto de una vomitona de estas que, a veces, quien más o menos, hace escribiendo unos párrafos y después le traté de dar continuidad. Fui consciente de que tenía alguna cosa más grande que una opinión, artículo o resumen, cuándo llevaba seis páginas escritas y me paré a leer el que y como lo había escrito. Allí tomé conciencia que quería que el escrito tuviera un recorrido mucho más largo y lo hice crecer en estructura, intencionalidad y juego lingüístico".

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Joel Codina acaba de publicar su primera novela, Sortiu i rescateu-vos

¿Era inevitable iniciar tu trayectoria como escritor con un relato esencialmente autobiográfico?
Para mí sí, sin haber hecho nunca un escrito más largo que una entrevista o artículo, crónica sobre alguna cosa de jazz, era muy importante escribir desde los intestinos y buscar que en muchos momentos el lector sen sintiera interpelado desde muchas vertientes. Necesitaba escribir sobre cómo veía la vida vivida hasta el día de hoy y compartirla sin censura. Al fin y al cabo, es una parte de la vida. Y claro está, me resultó mucho más fácil hacerlo así que ficcionar demasiado. En la ficción tenía miedo de perder personalidad y que todo se explicara desde un punto demasiado plano-normal, aburrido. Y no lo quería en ningún momento.

Era muy importante escribir desde los intestinos y buscar que en muchos momentos el lector se sintiera interpelado desde muchas vertientes

Ha sido placentero o, contrariamente, desnudarte como lo has hecho ha sido un ejercicio por momentos doloroso.
Ha sido complaciete absolutamente, he podido encajar y aceptar una parte de mi vida que se me resistía y con la novela me ha encajado como anillo en el dedo. Estaba harto de todo el políticamente correcto. La terapia al terapeuta, más que la escritura como terapia ha sido al revés, fruto de la terapia he podido escribir esta novela.

¿Te has reconocido releyendo la novela?
Totalmente, y no lo he querido evitar ni esconder en ningún momento. Es más, de las cosas que me han empezado a decir, es que la gente me reconoce muy fácilmente y eso me encanta. En este caso, no tenía motivos para hacerlo de otra forma a esta.

¿Todo, de la portada al título, muy culé, no?
El fútbol y el F.C. Barcelona como vida y como enganche a ella. De pequeño, mis tíos me empezaron a llevar al campo del Barça y allí se creó el vínculo vital: el Barça era, en parte, un club "pagafantas", ganar al Madrid ya era lo mejor que podía pasar y, claro está, en paralelo la vida era un poco lo mismo: en un entorno complicado, una adolescencia dura, con unas hostias como panes uno se había avezado a ser un perdedor y a magnificar las victorias del fútbol y de la vida. La llegada de Cruyff nos enseña que podemos dejar de ser victimistas y dar pena para jugar bien y ganar alguna cosa. Y con Rijkaard y Guardiola ya no te digo nada. Hay gente que solo conoció a un Barça que jugaba bien y ganaba todo. Era un momento en que nos pensábamos que lo podíamos hacer todo, ganar seis copas y a la vez que una persona de clase obrera pudiera tener una empresa y ganar pasta. El tiempo lo ha vuelto a poner todo en su lugar. Más que el fútbol como metáfora de la vida, te diría aquella frase más típica "del fútbol como opio del pueblo".

Hay un nombre que planea a lo largo de todo el relato: Miqui Otero. ¿Ha sido tu principal referente a la hora de empezar a escribir?
A Miqui Otero lo amo en global, en cómo y lo que escribe y en cómo es él mismo. Nos conocemos de hace años y somos amigos, es un referente en toda regla. Solo al pensar que podía escribir alguna cosa para mí, ya era algo excepcional. Soy una persona muy variante, pero aparte de Miqui, Francisco Casavella, Vicenç Pagès, Dino Buzzatti, Eva Baltasar y Jose Luis Peixoto serían los titulares de mi alineación. Cualquier cosa suya tiene que estar en la biblioteca de casa.

Amor, muerte, el paso del tiempo... ¿Hay nada más que realmente importe en la vida?
Seguramente en según qué momentos sí que puede haber otras cosas más importantes. Pero las personas que hemos recibido o sufrido ciertas adversidades durante un periodo muy marcado de nuestra vida, el hecho de poder llevar una vida tranquila nos obsesiona y, claro está, los amores, la muerte y el paso del tiempo son referentes muy marcados en la manera de vivir.

Las personas que hemos recibido o sufrido ciertas adversidades durante un periodo muy marcado de nuestra vida, el hecho de poder llevar una vida tranquila nos obsesiona

Como toda crónica personal, al mismo tiempo también es una crónica de un tiempo y un país, desde el más local, Terrassa, al más grande, Catalunya. ¿También había esta intención cuando empezaste a escribir Sortiu i rescateu-vos?
No, no en ningún momento. Ha ido saliendo todo muy solo, encaminando capítulo por capítulo y releyendo qué diablos había escrito aquí o allí y eso ha hecho que me llevara a escribir de lo que he vivido y, claro está, quieto, quieto no me he quedado. En Terrassa viví en cuatro pisos diferentes, en l'Ametlla del Vallès en dos, en La Garriga en dos y en Barcelona, dos más. He arrastrado sin quererlo conmigo todo lo que he vivido.

¿Añoras algo de este pasado que rememoras?
Lo único que añoro de todo lo que hablo en el libro es mi padre. Él murió cuando yo tenía dieciséis años y justo nuestra relación se estaba tejiendo de una forma diferente. Es lo que me hace más dolor de todo y lo que recuperaría sin dudas. Aunque, en parte, en culpa o por suerte de aquella muerte, me he convertido en la persona soy ahora mismo.

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Joel Codina se ha desnudado emocional y vitalmente en su debut como escritor



¿Catacaldos como eres, qué has encontrado a la literatura que no hayas encontrado en la fotografía o la música?
La literatura y el hecho de escribir me ha dado la percepción de libertad total. La fotografía en muchos momentos ha sido supeditada al mundo político y a responsables de comunicación con criterios y formas de visión muy diferentes de mis ojos y a veces han llevado a un enfrentamiento y me han hecho sentir mal o he caído en descrédito fruto de mis desazones y mi particular mirada que no todo el mundo, evidentemente, ve igual. También es cierto que muchos otros responsables o políticos me han querido a su lado justo por eso, por esta mirada. La música para mí es un pilar vital de mi vida, allí donde tengo los demonios y guardo la pureza de quien soy realmente. La literatura me ha mostrado la libertad total, el hecho de imaginar, de versionar, de jugar con las palabras, de repetir, inventar, de llenar el blanco, de ser libre en su globalidad, eso me lo ha dado el hecho de escribir. Puedo escribir deprisa todo lo que pienso, para después volver a releer rehacer y formar frases y párrafos diferentes. Me deja crear con total libertad y ninguna censura.

La literatura me ha mostrado la libertad total, el hecho de imaginar, de versionar, de jugar con las palabras, de repetir, inventar, de llenar el blanco, de ser libre en su globalidad

¿Por cierto, qué escuchabas mientras escribías?
Mientras escribía he ido implementando una lista de canciones recurrentes que adjunto en esta lista de Spotify. Contrariamente a otras personas que escriben, no tengo ningún problema al escuchar canciones con letras y en muchos momentos contra más ruido mejor me ha ido. Escribo mejor en los bares que en casa, he escuchado desde Eros Ramazzotti y Pavarotti a Tracy Chapman, Baron Rojo, Miles Davis, Bambino, Triana o Frank Zappa, entre otros. Todo como muy diverso y sin ningún criterio definido, solo que son canciones que han formado parte de mí.

¿Ya estás con la segunda novela, relato que creo que no tiene nada que ver, o no tanto, con esta Salís y rescataos, verdad?
Sí, exacto. Aquí sí que estoy bien cagado, ya que ha sido ficcionar mucho y mucho y, claro está, tengo miedo de que esté quedando demasiado plana. Esta segunda novela no tiene nada que ver con la primera, en este caso, he descrito a doce personajes que tienen en común trabajar en unos grandes almacenes de Barcelona. Cada personaje tiene su propia historia, pero todos acaban desembarcando en los grandes almacenes. A partir de aquí, habrá un capítulo final que marcará la vida de los doce. Ahora mismo estoy escribiendo este final, a ver cómo irá todo.