Ayer tuvo lugar la primera jornada de una edición que marcará el fin de una etapa del festival Sónar. Este año será la última vez que las jornadas diurnas —el icónico Sónar de Día— se celebren por separado de las nocturnas. De hecho, todo apunta a que el año que viene tanto el día como la noche tendrán lugar en el recinto mastodóntico de Fira 2, en L’Hospitalet de Llobregat. Podríamos haber empezado la crónica así, si no fuera por todo lo que ha rodeado recientemente esta edición del festival de música avanzada de Barcelona. No podemos obviar, sin embargo, los acontecimientos cuando han sido determinantes en la escasa asistencia de público en la jornada inaugural. No volveremos a dar vueltas al asunto de la compra del 87 % de las acciones del festival por parte del fondo proisraelí KKR, que, como ya sabemos, ha tenido consecuencias en el cartel. En cualquier caso, finalmente son cerca de 200 propuestas repartidas entre los 10 escenarios de Sónar de Día y Sónar de Noche, así como en los espacios de Sónar+D (hay que tener en cuenta que, además de conciertos y sesiones de DJ, el programa del festival también incluye performances multidisciplinares, clases magistrales, charlas, foros de debate y proyectos creativo-tecnológicos procedentes de todo el mundo). Vamos a desgranar lo que dio de sí el primero de los tres días.

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Alizzz fue uno de los protagonistas de la primera jornada del Sónar / Foto: Jordi Borras

Actuación temeraria

De todas las propuestas, optamos por acercarnos al escenario SonarPark para ver cómo defendía en directo Alizzz su último álbum —el segundo de su carrera— Conducción Temeraria. El inicio fue sobrio, con él y la banda sobre el escenario. Solo estaban ellos y las luces para defender la apertura del concierto, que arrancaron interpretando Carretera Perdida, coincidiendo con la llegada de un público muy heterogéneo e intergeneracional —se pudo ver a algún padre con su hijo adolescente. El arranque, pues, fue muy rockero, con protagonismo de la base rítmica —el tándem formado por Rodrigo Hernández a la batería y Ferran Gisbert a la guitarra dio cuerpo a los temas en directo. Después, poco a poco, se fueron limando las asperezas y las bases de baile fueron ganando impulso. Con Despertar obtuvieron la primera gran ovación. Muchos esperaban la aparición sorpresa de Maria Arnal, pero esta vez no pudo ser. Y de ahí, volvieron a las guitarras con Qué pasa nen, que volvió a sacudir al público. Al final, hizo apuestas seguras con una versión más pop de Antes de morirme, de C. Tangana con Rosalía, y El encuentro, como extra y a petición del público.

Alizzz fue ayer uno de los artistas que más claramente y, en ambos sentidos, se posicionó en la polémica que ha marcado desde hace semanas esta edición 2025 del Sónar. “Solo quiero dejar claro que Palestina libre”, clamó desde el escenario el cantante, músico y productor de Castelldefels, mientras añadía que “visca el Sónar, el Sonar es nuestro, el Sónar es de todos”

Alizzz fue ayer uno de los artistas que más claramente y, en ambos sentidos, se posicionó en la polémica que ha marcado desde hace semanas esta edición 2025 del Sónar. “Solo quiero dejar claro que Palestina libre”, clamó desde el escenario el cantante, músico y productor de Castelldefels, mientras añadía que “visca el Sónar, el Sonar es nuestro, el Sónar es de todos”, reafirmando su apoyo a un evento que días atrás había descrito en sus redes sociales como “una de las plataformas culturales más importantes del país y un pilar del tejido cultural de Barcelona”, recordando además que el Sónar fue el primer festival relevante que en 2013 “le dio su primera gran oportunidad”.

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La música electrónica vuelve a conquistar Barcelona con una nueva edición del Sónar 2025 / Foto: Marta Pérez / EFE

Una jornada inaugural en la que los artistas catalanes han tenido una presencia destacada. Así, a lo largo de la tarde y noche, se pudo visitar Lux mundi, una propuesta audiovisual que reinterpreta las pinturas del ábside de Sant Climent de Taüll realizada por cuatro artistas digitales: Alba G. Corral, Massó, Desilence y Hamill Industries junto al dúo Tarta Relena. La pieza se creó para celebrar el 900 aniversario de la consagración de las iglesias de Sant Climent y Santa Maria de Taüll.

Cosas extrañas

Es cierto que en el Sónar siempre te encuentras con propuestas que escapan de lo previsible. Pero ayer la línea fue superada con creces con el concierto de Chris Watson & Izabella Dłużyk, que venían a presentar Białowieża, una intensa pieza de paisaje sonoro grabada en uno de los últimos bosques vírgenes de Europa, en la frontera entre Polonia y Bielorrusia. Por cierto, Watson es una leyenda del sonido ambiental (exmiembro de Cabaret Voltaire), y aquí aportaba su maestría en grabaciones de campo. A su lado, la artista polaca Izabella Dłużyk —ciega de nacimiento y con una capacidad única para identificar aves por su canto. En la práctica, asistimos a una sucesión de muestras de distintos cantos de pájaros con el escenario a oscuras, solo iluminado por unas luces que se adaptaban a las tonalidades del ciclo del día: amanecer, mañana, mediodía, tarde, crepúsculo, noche.

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Chano Domínguez y su keytar dando vida al espectáculo compartido con Bronquio, Calle Barcelona / Foto: Marta Pérez / EFE

La otra propuesta, poco probable en un festival de música electrónica, fue la presentación de Calle Barcelona, donde el pianista de flamenco-jazz Chano Domínguez y el productor de Jerez Bronquio, acompañados por algunos integrantes del Taller de Músics, interpretaron una pieza compuesta especialmente para la ocasión. La idea era ofrecer un viaje sonoro a las raíces del flamenco desde una mirada contemporánea, inspirándose en el legado de Paco de Lucía y en la infancia del guitarrista en Algeciras, en la calle que da nombre al proyecto. Domínguez sorprendió al inicio del concierto tocando un keytar, un teclado ligero con correa que se coloca alrededor del cuello y los hombros, permitiendo tocarlo como si fuera una guitarra. Además de Bronquio, al mando de la parte electrónica, le acompañaban Irene Ribas al cante, Pol Garcia a la trompeta y Joaquín de la Cruz a la batería y percusión. El resultado fue extraño, con momentos que se movían entre el jazz fusión, la música progresiva, el flamenco y también la música chill out.

El resultado de la colaboración entre Chano Domínguez y Bronquio fue extraño, con momentos que se movían entre el jazz fusión, la música progresiva, el flamenco y también la música chill out

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Mochakk coronándose en el Sónar como uno de los nombres fundamentales del house / Foto: Jordi Borras / ACN

Como si se tratara de una mancha en la pared con forma de virgen —sin anunciarse, fue incorporado al cartel pocas horas antes de su sesión—, quedamos atónitos con la sesión magistral de Todd Terry, uno de los DJs fundamentales del house de todos los tiempos, además de productor y remezclador con pedigrí. Este hombre es historia viva de la música de baile: ha hecho remezclas que han superado a los temas originales, como Missing, de Everything But The Girl, una bomba que arrasó las pistas de medio mundo en los noventa. Preámbulo perfecto al cierre de la primera jornada del Sónar 2025 que puso Mochakk. Si Terry es historia del house, el joven DJ y productor brasileño es presente y futuro del género, como demostró ayer en Montjuïc con una sesión entusiasta y electrizante. Hoy y mañana más con Nathy Peluso, Maria Arnal, Alva Noto & Fennesz, Pa Salieu, Mushka, Four Tet, BICEP, Peggy Gou, Daito Manabe o Eric Prydz.