El conseller de Cultura, Santi Vila, ha llegado a un acuerdo con su homóloga aragonesa, Mayte Pérez, con el fin de entregar al gobierno aragonés 53 piezas procedentes del monasterio de Sijena (en los Monegros) que eran reclamadas por el gobierno aragonés. Estas piezas forman parte de un conjunto de 97 objetos artísticos que fueron vendidos a un precio muy bajo por las monjas sanjuanistas entre 1983 y 1992; algunos se conservan al Museu Diocesà i Comarcal de Lleida y los otros en el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC). Las piezas que se devolverán forman parte de este último grupo. La Diputación General de Aragón siempre ha considerado que estas ventas no eran válidas, porque el gobierno aragonés tendría que haber sido informado antes de la venta y tendría que haber tenido prioridad a la hora de comprar las obras de Sijena. El caso estaba en los juzgados y se preveía una larga batalla legal, pero la reunión entre consellers ha desbloqueado la situación.

Todavía litigios pendientes

El conseller Vila ya había anunciado que en este tipo de conflictos trataría de actuar según dos criterios: el de conservación y el de accesibilidad. En la comissió de Cultura del Parlament de hace dos días ya defendió que no era cuestión de entregarse a combates territoriales, sino de tratar que las obras de arte se conserven en las mejores condiciones y que puedan estar expuestas ante el máximo número de público. Y dejó claro que acataría las sentencias judiciales sobre este tema. Pero el conflicto con Aragón está lejos de acabarse. Hay todavía más litigios pendientes relacionados con las piezas vendidas por las monjas. De hecho, incluso hay litigios con particulares de Catalunya que tienen piezas vendidas por las monjas.

El conflicto más duro en este ámbito es el que enfrenta a la Generalitat de Catalunya y al Gobierno de Aragón por las pinturas murales del monasterio de Sijena, que fueron arrancadas de su emplazamiento original por un equipo de técnicos de la Generalitat, dirigidos por Josep Gudiol, durante la Guerra Civil. Las pinturas fueron arrancadas con el fin de evitar su deterioro y actualmente forman parte de la colección de arte románico del MNAC, el fondo románico mayor del mundo.