Nicole Kidman produce y protagoniza Nine Perfect Strangers, serie ya en el catálogo de Prime Video, adaptación de la novela homónima de Liane Moriarty, autora de Big Little Lies.

Semejanzas y discordancias

El éxito y los premios de Big LIttle Lies han disparado el interés por las novelas de Liane Moriarty, una de las voces más interesantes de su generación y poseedora de una estilo muy propio que hurga en personajes aferrados a la tiranía de las apariencias.

Lo que más varía de sus textos es el tono, ya que bascula entre el thriller, la radiografía sentimental y también una mirada muy socarrona a los vicios de las clases altas. Nine Perfect Strangers, que acaba de estrenar Amazon, presenta algunos puntos de contacto con Big Little Lies y algunas diferencias fundamentales.

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Nine Perfect Strangers, la nueva serie de Nicole Kidman basada en una novela de Liane Moriarty

Una terapia extraña

Nine Perfect Strangers también es un retrato coral y también hay una parábola sobre la brecha entre cómo somos y cómo nos muestran en los otros, pero apuesta por una mirada muy punzante en los placebos con que queremos combatir los estragos del dolor y la pérdida.

Sus protagonistas, como indica su mismo título, son nueve personas sin nada que ver las unas con las otras que ingresan a un centro de bienestar dirigido por una enigmática mujer de origen ruso y que promete a sus clientes que, pasados diez días, serán seres completamente nuevos.

Al principio, la terapia resulta tan estrambótica como desconcertante, porque ninguno de ellos acierta a ver en qué los puede mejorar, pero acaba resultando que los planes de la directora del centro tiene unos cuantos golpes escondidos.

Cristhie de vancaciones en el mar

Lo mejor de Nine Perfect Strangers, que a ratos parece una singular fusión entre Agatha Christie y el espíritu de Vacaciones en el mar, es que lleva al extremo la diversidad de registros de Moriarty y no tiene un género definido.

Eso hace que la miniserie haga equilibrismos narrativos, llegando a parecer que en cualquier momento caerán en el ridículo y perderán carga de profundidad, pero el director Jonathan Levine sabe encontrar la manera que el tono se adecue a las necesidades de cada personaje sin que ninguno de ellos pierda interés.

Lo que también hace muy bien es contagiar la sensación de desconcierto que tienen sus protagonistas. Hay momentos que hacen reír, otros que todo te parece una mentira de proporciones cósmicas y unos cuantos en que la historia adopta tonalidades muy siniestras. Y es exactamente por eso que se convierte en un relato muy entretenido que dispara sin piedad a la necesidad colectiva para encontrar antídotos para cualquier cosa.

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Nine Perfect Strangers: nueve extraños y una terapia dudosa

Guionistas y reparto

Se nota la mano de los guionistas David E. Kelley, uno de los nombres clave de la televisión de las últimas décadas, y de John-Henry Butterworth, autor también de películas como Al filo del mañana y Ford vs. Ferrari. Partiendo de Moriarty, uno aporta el sus aires cáusticos y su habilidad para la descripción de los personajes, y el otro, la palpitación de un misterio que se va revelando con cuentagotas.

Pero que lo que la hace definitivamente recomendable es su magnífico reparto, y muy especialmente Nicole Kidman, Melissa McCarthy, Michael Shannon, Luke Evans, Regina Hall y Bobby Cannavale.

Todas ellas y todos ellos se apropian de su papel con brillantez y, en la mayoría de casos, riéndose por el camino de su propia proyección pública. Si miráis Nine Perfect Strangers antes de ir a un spa, probablemente os entren ganas de cancelar la reserva.