Sergi López acaba de aterrizar de Cannes. Actor con una trayectoria que siempre ha evitado las historias más convencionales, este año ha vuelto (el actor vilanovés ha estado presente en hasta 10 ediciones) como protagonista de Sirat, una película de producción catalana dirigida por el gallego Oliver Laxe, una de las principales candidatas a llevarse esta noche la Palma de Oro del certamen francés. López da vida a un padre que, junto a su hijo pequeño (Bruno Núñez), buscan a una hija desaparecida. Los rumores y las intuiciones le dicen que ha huido a una rave en Marruecos. En su particular odisea, acaba encontrándose con un colectivo de personajes marginales e inadaptados. La colisión de dos mundos situados en extremos completamente opuestos que acaban caminando juntos hacia el abismo en una película formalmente extraordinaria que bascula al ritmo de la música electrónica entre los códigos del drama familiar y la road movie. Hablamos con el actor de Vilanova mientras viaja en taxi de su pueblo a Barcelona y la cobertura va y viene a medida que cruza los túneles del Garraf.

Entrevista Sergi López / FOTO: CARLOS BAGLIETTO
Sergi López, un caso especial / Foto: Carlos Baglietto

Si no vas a Cannes a presentar película, no hay festival.
Es algo muy curioso que ni yo mismo acabo de entender. Esta ha sido la décima vez que he ido, además presentando una película en la sección oficial. No solo eso, sino que ha ido muy, muy bien. Sirat es un artefacto muy potente. Es una película muy arriesgada y muy contundente, que deja al espectador patas arriba. La música es increíble.

Sirat es un artefacto muy potente. Es una película muy arriesgada y muy contundente, que deja al espectador patas arriba

Una película ambientada en la cultura rave.
Es la historia de un padre que, acompañado de su hijo pequeño, va a buscar a su hija mayor, desaparecida desde hace meses y que supuestamente está en una rave en Marruecos. El relato de la colisión de dos mundos totalmente opuestos: el de un hombre convencional, del que apenas sabemos nada, pero que ya se ve que es un tipo de andar por casa, en contraste con ese mundo tan bestia de los raveros, gente preparada para sobrevivir donde sea. Una subcultura marcada por una música muy potente. Por eso la película tiene esa banda sonora de música electrónica que te hace levantarte de la butaca del cine. Es una película especial. Fue un gusto poder disfrutar de la proyección en aquella sala tan grande y bonita del festival de Cannes.

Aparece como una de las favoritas.
Ya veremos si ganamos premios o no, porque eso depende del jurado. Este año, como casi siempre, hay muchas películas realmente buenas en competición. Candidatas lo son todas. El caso es que de las 4 o 5 mil películas presentadas, han elegido veintidós, y Sirat es una de ellas. Solo eso ya es la hostia.

¿Qué te llevó a querer participar en el proyecto?
El guion, que es la hostia. Es una respuesta muy banal, pero es que es así. En cuanto lo recibí, me impactó la historia que contaba. Es una película muy arriesgada. Un poco rara. Una marcianada, en muchos sentidos.

A ti, como actor, ya te atraen los proyectos poco convencionales.
Cierto, tengo tendencia a que me gusten las cosas que no son del todo convencionales, sí. Me gusta hacer películas que el espectador no sienta que ya ha visto. Películas que no sabes cómo etiquetar. Proyectos en los que cuentas los días para conocer al director, que te descubra su universo y te explique cómo es la película que tiene en mente.

Entrevista Sergi López / FOTO: CARLOS BAGLIETTO
Sergi López es el protagonista de Sirat / Foto: Carlos Baglietto

Recientemente decías que esta era la película de un tipo ordinario que se encuentra en medio de un universo extraordinario. Y comentabas que te sentías identificado porque te consideras un hombre normal.
No se me entendió bien. Es la historia de un tipo ordinario que llega a un mundo en el que ve al resto, los raveros, como si fueran extraterrestres. En cambio, para los raveros, el extraterrestre es él. Pero yo, normal del todo no soy. Soy un caso especial. Sí que pasa que, en el entorno de la cultura rave, yo era un extraterrestre. Pero me he quedado alucinado con ellos. Los he conocido y me han flipado. Esta gente está preparada para el apocalipsis.

¿Habías estado alguna vez en una rave?
Sí, pero tenía una visión un poco superficial de su cultura. Me había quedado en el tópico de gente que se droga y baila. En cambio, he descubierto que es un colectivo muy bien organizado, muy militante, con mucha conciencia ecológica, mucha conciencia social, preparados para enfrentarse a un nuevo mundo. Un colectivo con un ideario evidentemente antisistema, pero con la conciencia de encontrar alternativas sociales a este mundo que se desmorona. Me quedé muy impresionado.

Excepto tú, el reparto está formado por actores no profesionales que provienen de la cultura rave.
Sí, es gente que nunca había actuado, que nunca había rodado una película.

Cada vez es una tendencia más extendida, la de trabajar con actores no profesionales.
Depende del estilo de película. De lo que busque la directora o el director. Quizás hace 30 años no se hacía, era más excepcional. Pero es una decisión que se toma a partir del espíritu de la película y de lo que busca el director: si quiere trabajar con gente que, por no tener un bagaje previo, ofrecen respuestas imprevistas. Es algo más de presencia que de ejecución. A mí me encanta adaptarme a eso y hacer como que no soy un actor profesional. Me gusta pasar desapercibido.

Tengo tendencia a que me gusten las cosas que no son del todo convencionales. Me gusta hacer películas que el espectador no tenga la sensación de que ya las ha visto. Películas que no sabes cómo etiquetar

Por cierto, ¿te cruzaste con De Niro u otra estrella, por Cannes?
Cannes… Cannes es muy grande. Es un festival de cine de autor, pero también es un mercado en el que participa mucha gente. Este año es su 78ª edición. La primera vez que fui fue la del 50 aniversario y había más periodistas acreditados que en los Juegos Olímpicos. Es algo muy bestia, con autores que presentan sus películas y gente que va a hacer negocios. Es una Torre de Babel inmensa donde hay un montón de peña haciendo cosas. Cannes es pequeño. Más pequeño que Vilanova.

¡Siempre barriendo para casa!
El paseo marítimo de Cannes siempre está a reventar de gente. Parece que vas a pasear y hacerte fotos, pero la realidad es que te pasas todo el día currando: promoción, proyecciones...

Y hablando de currar... el 4 de junio vuelves al Poliorama con Non solum, un espectáculo que lleva 20 años persiguiéndote.
Es un espectáculo que, como yo, ha ido cambiando de forma. Un espectáculo que, a lo largo de los años, hemos ido reescribiendo y, en principio, mejorando. Ahora es un espectáculo más redondo y más contundente. Es un espectáculo para pasarlo bien. Una comedia para hacer reír al público. Y si el público ríe, todo cobra sentido. Es un espectáculo que tiene la capacidad de sorprender y hacer reír a propios y extraños, porque funciona bien en todos los sitios donde he ido.