El Sense ficció, el programa de documentales de los martes por la noche en TV3, cumple 10 años. Y lo celebra con un programa especial: Sense ficció, mirall d'una dècada​, dirigido por Josep Rovira, con el que se quiere hacer un resumen de lo que ha sido durante 10 años este programa que ha llevado a los hogares más de 400 documentales que han tratado todo tipo de temas. Se proyectará el miércoles 22 de mayo.

El especial de los 10 años

El Sense ficció, por su longevidad, ha sido un programa obligadamente heterogéneo. Ha combinado los grandes documentales de producción propia que han tenido un gran éxito de público y que incluso han puesto sobre la mesa algunos de los temas más crudos de nuestra historia reciente, como Els internats de la por, sobre los maltratos a los niños internos en instituciones religiosas durante el franquismo, con muchos otros formatos: los grandes documentales internacionales sobre temas de actualidad política, programas sobre emocionantes historias vividas (como el Bicicleta, cullera, poma sobre el Alzhéimer del president Maragall) y también, obviamente, programas sobre la evolución política de Catalunya (desde el Adeu, Espanya, de Dolors Genovès, del 2010, que resultó profético, hasta el revelador Las cloacas de Interior... El documental especial, Mirall d'una dècada intenta dar una visión de síntesis de un programa heterogéneo.

Una elección

La solución del director, Josep Rovira, ha sido hacer una visión transversal de los 10 años, centrándose en algunos documentales emblemáticos (uno referente a los atentados del 11-S, otro sobre el incendio de Horta de Sant Joan, alguno sobre el procés...). Inevitablemente se silencian muchas producciones magníficas. Se ha dado el máximo relieve a los documentales de producción propia, en parte porque en estos era posible recuperar al director del documental para que comentara aquella producción. Con la presencia de los realizadores, el Mirall d'una dècada deja de ser un simple recopilatorio de noticias importantes de la última época, para convertirse, también, en un homenaje al género del documental.

Aplausos

El documental tiene un claro aire de autohomenaje, como corresponde a una producción de este tipo. Hay muchos directores habituales de la casa, y elogios mutuos por todas partes. Tan solo incluye un punto de autocrítica, cuando se refiere a un documental sobre la crisis del mueble en La Sénia, que causó mucho revuelo en esta población. Entre 400 documentales, los realizadores han escogido algunos que serán fáciles de recordar por los espectadores y que seguro que canalizarán emociones al hacerles revivir algunas imágenes que guardan en el fondo de su memoria. Y apelará a sus emociones más directas con temas que los tocan muy directamente: la crisis de los refugiados, el conflicto político catalán, las víctimas del terrorismo, el incendio de Horta de Sant Joan, la memoria histórica de la guerra civil... Una apuesta clásica, segura, para un documental de este tipo. Pero sin sorpresas, sin mucho ritmo...

Homenaje a un programa excepcional

Desde TV3 se destaca la excepcionalidad de un programa sobre documental que se emite en prime time y que consigue unos altísimos índice de audiencia, con algunas puntas destacadas. Vicent Sanchís, director de TV3, ha calificado el Sense ficció como una apuesta seria, dura, y con un gran éxito de crítica y de público. Ha celebrado que este programa triunfe frente a programas de entretenimiento en la misma franja horaria. David Bassa, jefe de Informativos de TV3, ha confirmado que el Sense ficció ha cumplido 10 años con muy buena salud, "fuerte como un roble". Y ha apostado por el documental como un formato que permite alejarse de la información del momento y dedicarse a la investigación, una necesidad para garantizar un periodismo serio, crítico y reflexivo.

¿Hay algo que celebrar?

Desde TV3 se reconoce que están lejos de los tiempos de gloria de los documentales de producción propia, por falta de presupuesto. Los realizadores se quejan de que las cantidades que cobran por sus documentales son ridículas, muy inferiores a las que cobraban en años anteriores. Cada vez es más difícil financiar largas tareas de documentación o equipos técnicos para rodajes complicados. Ya no es posible hacer grandes documentales emblemáticos como los que hacía la televisión catalana hace décadas. Los documentalistas catalanes son más reconocidos que nunca y no paran de ganar premios. Pero hay problemas para que realicen documentales y para impulsar sus producciones. Hay pocas vías de distribuir los documentales, más allá del Sense ficció y el 30 minuts, y a menudo se priorizan producciones de bajo coste por sobre de investigaciones difíciles. El documental de investigación está tan en crisis como el periodismo de investigación, devorado por la crisis y por el boom de la inmediatez surgido de las redes sociales. A pesar de que el éxito del Sense ficció sea, realmente, para celebrar, no parece que sean momentos para muchos brindis. Quizás la mejor celebración hubiera sido rodar un gran documental, de los que se hacían antes.