El día en qué se celebra la conmemoración de la resurrección de Jesucristo, tres días después de morir en la cruz, tiene una diversidad de denominaciones en nuestra lengua realmente impresionante: Domingo de Pascua, Pascua de Resurrección, Pasqua Florida, Primera Pascua, Domingo de Gloria, Pascua de flores y también Pascua (así, a secas: Pascua). ¡Ya lo veis, hay para dar y tomar! Bien, solo lo menciono para que estemos todos sobreavisados y porque ahora quiero hablar de una resurrección y he pensado que era una buena manera de colaros un apunte lingüístico y sinonímico aprovechando la ocasión ahora que ha pasado esta festividad. Y, qué demonios, aprender curiosidades de nuestra lengua no nos hará ningún mal, aunque sean de origen religioso... Todo es cultura (supongo).

Aprender curiosidades de nuestra lengua no nos hará ningún mal, aunque sean de origen religioso... Todo es cultura (supongo)

Hablando de resurrección... A partir de ahora, en los Països Catalans, también podremos celebrar el día en que la Queta resucitó. O, mejor dicho, el día en que hubo un intento vehemente (¿quizás en un contexto de desesperación?) por resucitar la Queta. El día 14 de marzo del año 2023 fue el día señalado, el día en que se hizo oficial la vuelta de la icónica y tan querida Queta de aquella campaña del 2005 que decía "Dóna corda al català" (Dale cuerda al catalán). ¡Parece que ha pasado un siglo! Tanto tiempo, que la campaña todavía llevaba el acento diacrítico. Todos los boomers sabemos que esta Segunda Queta "no es como la Queta original" porque ahora es la Queta que lleva brackets, la Queta con los dientes imperfectos, la Queta con gafas, la Queta con piercings... Sí, la Queta que prefiere decir “Prova-ho en català” (Pruébalo en catalán) que no exigir aquel “Encomana el català” (Contagia el catalán). En definitiva, una Queta llirista, tímida, que no quiere ofender nadie y, por lo tanto, una Queta muy propia y representativa del Gobierno que nos manda.

Todos los boomers sabemos que esta Segunda Queta "no es como la Queta original" porque ahora es la Queta que lleva brackets, la Queta con los dientes imperfectos, la Queta con gafas, la Queta con piercings...

Tengo que decir que en parte estoy muy contenta porque el Gobierno nos ha hecho caso. Después de tantos años diciéndonos, recomendándonos, repitiéndoles y casi exigiéndoles que inviertan en campañas por el catalán... Por fin podemos decir que esta gente ha hecho caso a todos los lingüistas, sociolingüistas, profesores, periodistas, expertos y tanta otra gente que reclamaba. ¿Invertir o gastar? Esta es la cuestión. ¡Porque el gasto es de más de 600.000 euros! Poca broma. Supongo que este es el precio de la segunda vida de la Queta.

Estoy contenta porque la Queta ha vuelto, pero no estoy contenta porque se ha recuperado una campaña de una manera muy catalana: mirando atrás y anhelando un pasado que nos queda muy lejos. ¡Lejísimos!

Perdonadme, pero no lo puedo evitar. No sé si es porque tengo el espíritu crítico demasiado desarrollado, porque mi nivel de exigencia es demasiado alto o porque realmente no entiendo demasiado de esta campaña. Sin embargo, en todo caso, eso es un artículo de opinión y, ¿quién dice que las opiniones, incluso las de uno mismo, no puedan ser contradictorias? Porque... Estoy contenta con que hayan hecho una campaña, pero no estoy contenta con todo el ideario de esta campaña. Estoy contenta por el catalán, pero no estoy contenta porque sé que esto no funcionará. Estoy contenta con que reaccionemos, pero no estoy contenta porque lo hacemos tarde y mal. Y también estoy contenta porque la Queta ha vuelto, pero no estoy contenta porque se ha recuperado una campaña de una manera muy catalana: mirando atrás y anhelando un pasado que nos queda muy lejos. ¡Lejísimos!

Es tan difícil no ofender a nadie en el siglo XXI que no se puede exigir ni impulsar una lengua, ni tan solo reivindicarla, sino que se tiene que pedir por favor, se tiene que suplicar y después se tiene que rezar para que todo vaya bien

Para ir cerrando esta cuestión... La gracia de la Primera Queta era el hecho de poder dar cuerda al catalán a través de aquella figurita de plástico. Pero ahora, con la Segunda Queta, no hay figurita porque quieren evitar el plástico. Totalmente comprensible. Mientras escribo eso último, lo entiendo todo: es tan difícil no ofender a nadie en el siglo XXI que no se puede exigir ni impulsar una lengua, ni tan solo reivindicarla, sino que se tiene que pedir por favor, se tiene que suplicar y después se tiene que rezar para que todo vaya bien. Y se tiene que hacer todo eso como penitentes en la Procesión: andando juntos y hacia delante, pero con la cabeza baja y en silencio.