Se han acabado las tareas de restauración de la portalada del Monasterio de Ripoll, una de las obras emblemáticas del románico a nivel internacional (hay quien la ha considerado "la Biblia esculpida en piedra"). Esta intervención ha permitido recuperar la definición del trabajo escultórico original y la policromía medieval del pantocrátor. La obra, de un coste de 125.000 euros, ha sido dirigida por la Conselleria de Cultura y ha sido cofinanciada por el Patronato del Monasterio de Ripoll, la Diputació de Girona y la Generalitat de Catalunya.

4 meses de trabajo

La restauración del portalón de la iglesia del Monasterio de Santa Maria de Ripoll se ha finalizado hoy tras 4 meses y medio de trabajos llevados a cabo por un equipo de 5 profesionales conservadores y restauradores bajo la dirección del Centro de Restauración de Bienes Muebles de Catalunya (CRBMC), del Departament de Cultura. La intervención se ha centrado, sobre todo, en la limpieza general de las capas de superficie alteradas de la portada y en la consolidación puntual de la piedra descohesionada. A largo plazo, esta limpieza dará al portalón más estabilidad, así como una imagen estética más adecuada a su realidad. La actuación ha permitido recuperar la definición del trabajo escultórico, que con la degradación y la suciedad acumulada había perdido legibilidad. Ahora, se hace evidente el trabajo de calidad del relieve escultórico en muchas zonas del portalón. CRBMC ha velado para garantizar el cierre y control climático del portalón para su conservación preventiva en el futuro.

Descubrimiento del color

Una de las aportaciones más significativas de la restauración ha sido el descubrimiento y estudio de la policromía original. En el caso de la figura del pantocrátor, se le ha podido retirar la pintura negra aplicada en época moderna, y ha quedado al descubierto la pintura medieval del pantocrátor: la doradura de la barba y del pelo, y las encarnaciones de la cara del pantocrátor y de los ángeles que lo rodean. La actuación ha consistido en una limpieza superficial en seco, con pinceles suaves y aspiración de los depósitos de polvo superficial, seguida de una limpieza láser para la remoción de los restos de resina envejecida que oscurecían la superficie. También se ha hecho una limpieza controlada de los restos de policromía original y se han eliminado las costras negras superficiales. Paralelamente, todos aquellos puntos que lo requerían se han consolidado con la aplicación de productos específicos de conservación y restauración.

Reparar restauraciones problemáticas

Uno de los trabajos más delicados de la intervención ha sido retirar un grueso importante de la resina que se aplicó al portalón el año 1964, que era uno de los elementos que actualmente perjudicaba la estética del portalón. Se ha constatado, sin embargo, que la resina ha hecho, y todavía hace, una función de consolidación del material pétreo, de manera tal que no se ha considerado oportuno retirarla del todo.