Caspe (reino de Aragón), 28 de junio de 1412. Hace 609 años. Después de tres meses de deliberaciones, Fernando de Trastámara ganaba la elección para ocupar el trono de la Corona (el edificio político de fundación catalanoaragonesa). Con la elección del Trastámara se ponía punto y final a la estirpe real de los Belónida, que había gobernado Catalunya y la Corona desde el tiempo del conde Wilfredo el Velloso (840-897). Fernando presentó su candidatura como sobrino de los dos últimos condes-reyes: Juan I y Martín I, teóricamente más legitimada que la de Jaime de Urgell, hijo de un primo de los dos últimos soberanos Belónida. Pero las hermanas de Juan y de Martín, con un grado de parentesco más próximo a los difuntos condes-reyes, no tuvieron ninguna oportunidad en aquella carrera, y sus vidas y su descendencia se pierden en la nebulosa del tiempo. ¿Qué fue de las últimas chicas Bel·lònida?

Las cuatro hijas de Pedro III. Constança, Joana, Leonor e Isabel. Font MNAC, Wikimedia Commons i Museu de LleidaLas cuatro hijas de Pedro III. Constanza, Juana, Leonor e Isabel / Fuente: MNAC, Wikimedia Commons y Museo de Lleida

Las hijas de Pedro III

Pedro III, llamado el Ceremonioso, que sería el soberano que gobernaría la Corona en el punto culminante de su plenitud (1336-1387), y el padre y antecesor de Juan I y de Martín I, se casó cuatro veces y tuvo once hijos e hijas (seis chicos y cinco chicas), de los cuales seis alcanzaron la edad adulta (dos chicos y cuatro chicas). Pero en el Casal de Barcelona había una tradición instituida que impedía a una mujer heredar el trono y, por lo tanto, ser coronada como reina titular. Constanza (1343-1363); Juana (1344-1385); Leonor (1358-1382) e Isabel (1380-1424) fueron preparadas para ejercer una función destacada -como correspondía a una mujer de su posición-, pero cuando alcanzaron la edad adulta -y a causa de la tradición patriarcal de la casa real catalana- se les reservó un papel secundario: el de una simple pieza del gigantesco tablero político de la cancillería de Barcelona.

¿Una estirpe agotada o desdichada?

Un simple vistazo a la procreación de las últimas Belónidas apunta a que eran una estirpe agotada. O desdichada. Si bien es cierto que ninguna de las hijas de Pedro III fue tan longeva como su progenitor -hecho que les impediría crear una extensa prole como había hecho el padre; también lo es que de los nueve hijos que engendraron, solo cuatro consiguieron proyectar su semilla hacia el futuro. La descendencia de María (la única hija de Constanza), y la de Juan y de Pedro (los dos hijos de Juana) no les sobrevivió. Leonor sería el que tendría más suerte (Enrique y Fernando alcanzaron la edad adulta y ocuparon, respectivamente, los tronos de Toledo y de Barcelona). Pero, en cambio, Isabel sería la otra cara de la moneda (sus hijas Isabel, Leonor y Juana -las chicas Urgell- sufrirían la represión Trastámara desatada por sus tíos y su descendencia se perdería en la nebulosa del tiempo).

Mapa de situació del ducado independiente de Lorena (1700). Fuente Cartoteca de CatalunyaMapa de situación del ducado independiente de Lorena (1700) / Fuente: Cartoteca de Catalunya

Violante

Violante no era la hija de una hija de Pedro III, pero su identidad familiar, su condición de género y su azarosa vida merecen un capítulo aparte. Violante (1384-1442) fue la única descendencia superviviente de Juan I -el primogénito macho y heredero y sucesor de Pedro III- y de Violante de Bar. Este detalle es muy importante, porque en cualquier otro reino europeo de la época, Violante habría sido proclamada heredera al trono. La coronación de Violante a la muerte de su padre Juan I (1396) habría cambiado la historia. Martín I, el hermano pequeño de Juan, no habría alcanzado el trono. La inesperada y prematura muerte de Martín el Joven (1409) no habría sido la tragedia que fue. El Compromiso de Caspe (1412) no habría existido nunca. Y los Trastámara castellanos no habrían ocupado nunca el trono de Barcelona. Cuando menos, en el momento que lo hicieron y de la forma que lo hicieron.

La candidatura de Violante en Caspe

No obstante, a la muerte de su tío Martín I (1410), Violante, hizo lo que no se le había permitido a la muerte de su padre: reclamar la corona para|por su esposo, el occitano Luis de Anjou (1377-1417), que en aquel momento era conde independiente de Provenza y rey de Nápoles. La candidatura de Luis no tuvo éxito en Caspe. Su condición de cabeza de la estirpe Anjou -una rama menor de la casa real francesa- despertó más recelos que confianzas. Y nunca pudo con el despliegue de recursos de Jaime de Urgell, que contaba con el apoyo de las aristocracias nobiliarias de la Corona y de Fernando de Trastámara, que había firmado una alianza con las potentes clases mercantiles de Barcelona y de Valencia. En Caspe (1412), las opciones de Violante (tanto o más legítimas que las de Fernando y de Jaime) se evaporaron. Cuando menos, durante una larga temporada.

Renato, el hijo de Violante

Pasado más de medio siglo (1466), Catalunya estaba inmersa en una guerra civil devastadora, que enfrentaba, por una parte las oligarquías feudales del país (que, en aquel momento, controlaban la Generalitat y el Consell de Cent); y por la otra, y la corona y los campesinos de redención. En aquel contexto bélico; la Generalitat destituyó a Juan II (el tercer Trastámara en el trono de Barcelona); y nombró a Renato, hijo de Luís de Provenza y de Violante de Aragón. Renato (1409-1480), que en aquel momento era conde independiente de Provenza y duque independiente de Lorena, aceptó el encargo, pero, muy pronto, aquella idílica relación se convirtió en un infierno. Renato, que era un producto de su tiempo estaba embriagado por la ideología preabsolutista que, en aquellos momentos, impregnaba las realezas europeas, y el choque con la Generalitat fue apoteósico. Fue cesado poco después.

Joan I, Violando, Renat I Leopold (hijo de Francesc y Maria Teresa). Fuente Museos del Prado y de Viena, Catedral de Le Mans, y Bibliothèque Nationale de FranceJuan I, Violante, Renato I Leopold (hijo de Francisco y María Teresa) / Fuente: Museos del Prado y de Viena, Catedral de Le Mans, y Bibliothèque Nationale de France

La descendencia de Violante

El paso fugaz de Renato por Catalunya sería la última relación entre el Principado y la legitimista rama Belónida que había creado Violante. La hija y heredera de Renato, que se llamaba Violante -como la abuela catalana- (1428-1483), se estableció, definitivamente, en Lorena. Nápoles había sido conquistada por los catalanes (1435) y la Provenza había caído en las garras de Francia (1480). Durante dos siglos (XVI-XVII), su descendencia luchó con uñas y dientes contra las monarquías francesa e hispánica, que pretendían conquistar el estado-tapón de Lorena situado sobre la zona de choque de aquellos gigantes. Curiosamente, Lorena resistió lo mismo que Catalunya: hasta a principios del siglo XVIII. Y curiosamente también su último duque independiente, Francisco I, se casaría y sería padre de los hijos de la archiduquesa María Teresa de Austria, hija de Carlos de Habsburgo y de Isabel de Brunswick, condes de Barcelona entre 1705 y 1714.

Imagen principal: Representación de un grupo de chicas de la corte (siglo XV) / Fuente: Museo Diocesano de Borja (Aragón)