Estrella del vodevil, empresaria teatral y directora de cine, Montserrat Casals i Baqué, más conocida como Elena Jordi (Cercs, 1882 - Barcelona, 1945), fue una creadora incontinente, un avanzada a su tiempo que, como muchas otras mujeres, ha visto su legado silenciado y marginado por la historiografía durante décadas. Toda una pionera que este año reivindica la Acadèmia del Cinema Català. Jordi dirigió, produjo y también protagonizó una película perdida, Thais (1917-1918), y se convirtió en así la primera directora de cine de España, adelantándose unos años a la valenciana Helena Cortesina (que dirigió Flor de España en 1921).

Por triplicado

La Acadèmia ha impulsado tres acciones que permitirán visibilizar el valor de Elena Jordi. La primera es la creación de un itinerario virtual disponible en la web de la Acadèmia a partir del 13 de diciembre y escrito por Josep Cunill, su biógrafo, que recupera espacios de la ciudad de Barcelona vinculados a su carrera: del estanco en la Boqueria a las productoras Studio Films e Hispano Films, pasando por el Gran Teatro Español, actual sala Barts, y otros lugares que recuerdan la efervescencia cultural de la capital catalana, que tuvo a Elena Jordi como una de sus indiscutibles protagonistas y promotoras.

La segunda es la creación de un Fondo Elena Jordi en el repositorio digital de la Filmoteca de Catalunya, formado por 56 fotografías, artículos y documentos, la mayoría aportados por Josep Cunill, que ha hecho donación de su colección particular.

En tercer lugar, la Academia ha pedido a la Regidoria de Memòria Democràtica de l'Ajuntament de Barcelona la corrección de la placa ubicada en la plaza del Poblenolu que lleva su nombre, la Plaza Montserrat Casals, para incorporar "directora de cine" a su descripción, dado que ahora sólo es identificada como artista y empresaria.

Estas tres acciones serán presentadas este lunes por la presidenta de la Academia, Judith Colell, acompañada de Anna Fors, jefa de documentación de la Filmoteca de Catalunya; Rosa Serra, jefa del Ámbito de Investigaciones del Berguedà, y Josep Cunill, biógrafo de Elena Jordi. Después de sus intervenciones tendrá lugar la mesa redonda 'Elena Jordi y las pioneras del cine', que contará con la cineasta Rosa Vergés, la crítica Eulàlia Iglesias y la investigadora Francina Ribes, moderadas por la periodista Montse Virgili.

Montserrat Casals i Baqué
Montserrat Casals i Baqué 'Elena Jordi' en una foto de época

Estanquera, actriz, directora


Su familia, originaria de Cercs, abrió en 1906 un estanco en la calle de la Boqueria, punto de encuentro de periodistas, intelectuales, dramaturgos y bohemios, donde ella y su hermana, la también actriz Tina Casals Baqué, amenizaban animadas tertulias con sus actuaciones. Y de estanquera a actriz en la temporada 1908-1909, primero con el Teatre Íntim de Adrià Gual, donde coincidiría con la joven Margarida Xirgu como primera actriz, y después en el Teatro Principal. A su etapa de vodeviles franceses conquistaría un éxito extraordinario, pero sería La mujer desnuda, de Henry Bataille, la obra que la catapultaría a la fama. Aclamada por el público como estrella indiscutible del vodevil, Jordi daría un paso realmente heroico en aquella época: formar una compañía propia, la Compañía Catalana de Vodevil Elena Jordi. Sería en 1914 y en el Teatro Español, y representaría obras populares y títulos inéditos en el país -atreviéndose en varias ocasiones a hacerlos en catalán- que disfrutarían de gran éxito, y con los cuales la incombustible emprendedora quería prestigiar el género.

De la mano de Studio Films y al lado de su hermana Tina Jordi, Elena Jordi entró al mundo del cine en 1916, debutando como actriz en la película La loca del monasterio (1916), y más tarde con la Hispano Filmes daría el salto a la producción y la dirección con la película Thais (1917-1918), de la cual no se conserva ninguna copia, pero sí varias referencias en reseñas y entrevistas publicadas a la prensa de la época. La cinta llevaba al cine la ópera homónima de Massenet, adaptación de la novela de Anatole France.

El mismo año, Elena Jordi adquiriría un gran solar que había proyectado como la "catedral barcelonesa del vodevil" y sede de su compañía, un sueño frecuente de las grandes actrices de la época, que algunas realizaron en París y a Londres. Ubicado en Via Laietana, que, con el derribo de las antiguas murallas de Barcelona, era un eje en plena expansión, se vio definitivamente frustradas por dificultades económicas y repetidas huelgas de la construcción. Finalmente, la sala se inauguraría en 1923 como cine con el nombre de Pathé Palace, renombrado en 1940 como a Palau del Cinema. Jordi actuaría por última vez en Barcelona en 1929 en el Teatro Goya, con la obra La prisionera, y después desaparecería del mundo artístico y social hasta su muerte, en 1945.