La Librería Ona, la Asociación Catalana por los Derechos Civiles y algunos cooperantes catalanes con Bosnia, de la asociación Trenkalòs han querido reivindicar conjuntamente la liberación del conseller Raül Romeva. Unas cincuenta de personas han llenado el espacio disponible de la librería de Gràcia, con alguna gente de pie, manifestando su solidaridad con el conseller. Ha estado presente la esposa de Romeva, Diana Riba, que ha recibido, durante el acto, una llamada de Romeva, que ha manifestado la voluntad de mantenerse firme para conseguir su liberación, y ha manifestado que estos actos dan mucha fuerza a los presos y a sus familias. "Ellos se preparan para pasar mucho tiempo en la prisión, y nosotros tenemos que preparar para reivindicarlos durante mucho tiempo", ha afirmado Diana Riba, que ha pedido que "Démosles voz a los que no les dan voz". Y pide que se les escriba, porque para los presos políticos es esencial mantener el contacto con el mundo (Romeva pasa tres horas al día respondiendo misivas).

Romeva: "Que nuestra prisión sea el altavoz que el Estado ponga delante del espejo"

Carta desde Estremera

El 13 de abril el conseller Romeva escribió una carta para agradecer la iniciativa, en la que manifiestaba que él y sus compañeros se sienten fuertes físicamente y mentalmente y denunciaba su situación, esperando que sirva de revulsivo: "que nuestra prisión sea el altavoz que el Estado ponga delante del espejo". Jordi Rodri, de Trenkalòs, que acompañó Romeva a la Audiencia Nacional en su primer viaje, ha afirmado que "No es de recibo dejar de lado a los que han sido encarcelados por hacer lo que les hemos pedido hacer", y ha seguido defendiendo la resistencia pacífica.

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Imagen de Els Olovkis. Una història de Bòsnia.

Romeva aprendió serbocroata antes de viajar a Bosnia

La marca de Bosnia

Barcelona fue una de las primeras ciudades en movilizarse en apoyo de Sarajevo, asediada por las fuerzas unionistas serbias en la Guerra de Bosnia. Raül Romeva estuvo en aquel conflicto, contratado por la UNESCO, hacia 1995 (y aprendió serbocroata antes de ir allí). Después de eso siempre mantuvo vínculos con el país. Analizó aquel conflicto en una tesis, que más adelante daría paso a su libro Bòsnia-Hercegovina. Lliçons d'una guerra (editorial Mediterrània). Incluso publicó una novela ambientada en Bosnia, Pont de cendra (Ara Llibres), basada en una historia real de dos amantes separados por la guerra. En 2016, cuando Romeva era conseller de Asuntos Exteriores, prologó el libro Els Olovkis, una història de Bòsnia, un cuento ilustrado por el artista Swen Schmitz y con guion de Jordi Rodri. El libro explica la leyenda de los Olovkis, unos personajes mitológicos que ayudan al pueblo de Bosnia-Herzegovina a superar los miedos y los traumas de la guerra. El otro prólogo es de Jovan Divjak, un general serbio que se pasó al bando bosnio y que se destacó en la defensa de Sarajevo. Divjak se ha solidarizado con Romeva ante su encarcelamiento y mantiene correspondencia con él.

Solidaridad obliga a solidaridad

Jordi Rodri afirma que "para los presos hay que hacer lo que sea para no olvidarlos", pero reconoce que su relación con Romeva es especial: "siempre tenemos una conexión especial entre los que hemos trabajado en Bosnia. Es una experiencia que nos ha transformado por completo, y supongo que por eso nos identificamos entre nosotros". El mismo Romeva, en su prólogo de Els Olovskis, asegura que "conocer Bosnia y su gente le cambió su forma de ver el mundo y la vida". La iniciativa de la librería Ona quiere recuperar el Romeva más humanitario, porque el conseller, más allá de su vertiente política, siempre ha estado preocupado por la solidaridad internacional. Su prólogo a Els Olovskis se cierra con un llamamiento a construir puentes, un mensaje que, en su caso, ha chocado con la represión.