Barcelona, 10 de septiembre de 1492. Hace 533 años. 30 días después de la elección de Rodrigo de Borja como nuevo pontífice de la Iglesia; el Dietari de la Generalitat consignaba que: "Dilluns a X —de septiembre—. Papa. Aquest dia fou feta gran processó per los magnífichs canonges e honorables preveres de la Seu de Barchinona —de Barcelona—, per los carrers e lochs acustumats de la dita ciutat, quascun any, lo jorn de Corpore Christi. E açò per la boníssima nova certa que ere venguda de la elecció feta en la ciutat de Roma del sanctíssimo Sanct Pare Alexandre Sisè, qui primer ere —arquebisbe— cardenal de València, natural del regne de València —catalanoparlant, primerament apellat Rodric de Borga”.

Retrato del papa Calixto III, tío del papa Alejandro VI / Fuente: Catedral de València
Retrato del papa Calixto III, tío del papa Alejandro VI / Fuente: Catedral de València

¿Rodrigo de Borja era el favorito para ocupar el sitial de San Pedro?

La historia del proceso de elección de Alejandro VI —el segundo papa Borja— tiene un curioso paralelismo con la de su tío, que se había producido treinta y siete años antes (1455). En aquellos dos cónclaves —el de 1455 y el de 1492— y en los intermedios —1458, 1464, 1471, y 1484— se hace patente el equilibrio de pesos entre los dos bloques pontificales: el de Venecia-Corona catalanoaragonesa-Francia, por un lado; y el de Génova, Corona castellanoleonesa-Inglaterra-Sacro Imperio, por el otro; que no apuntaba hacia un resultado claro. Y, también, como en los cónclaves anteriores, había dos candidatos favoritos y Rodrigo —como su tío en su momento— no figuraba como una apuesta destacada en las quinielas del momento.

¿Quiénes eran los favoritos en aquel cónclave? El portugués Jorge da Costa

Según la investigación historiográfica, el principal favorito para relevar al difunto papa Cybo (Inocencio VIII), muerto el 25 de julio anterior, era el portugués Jorge da Costa (86 años), arzobispo-cardenal de Lisboa. Costa era poseedor de una extraordinaria inteligencia y de una gran fortuna patrimonial que había acumulado durante su carrera; pero no tenía el apoyo de su rey. Su desmesurada ambición lo había enfrentado con la gran figura de la política portuguesa del momento; el rey Juan II, nombrado —no en balde— el Príncipe Perfecto. No obstante, su candidatura era bien vista por los dos bloques pontificales tradicionalmente enfrentados. Y no tanto por su fortuna, como se ha dicho históricamente, sino por su equidistancia.

Retrato del cardenal Jorge da Costa. Fuente Museo Nacional de Arte Antiguo. Lisboa (1)
Retrato del cardenal Jorge da Costa / Fuente: Museo Nacional de Arte Antiguo. Lisboa

¿Quiénes eran los favoritos de aquel cónclave? El napolitano Oliviero Caraffa

Según la misma investigación, el otro gran favorito era el napolitano Oliviero Caraffa (62 años) que, con anterioridad, había sido arzobispo-cardenal de la poderosísima mitra de Nápoles y camarlengo (tesorero) del Colegio Cardenalicio (a las órdenes de Rodrigo de Borja). Y que se presentaría a aquel cónclave como cardenal de Sabina (en las afueras de Roma) y como administrador apostólico (obispo en funciones) de tres diócesis (Vescovio, Cava di Tirreno y Salamanca). Pero su carrera se había forjado bajo el paraguas de la rama real Trastámara de Nápoles (creada por Alfonso el Magnánimo). Y eso, lo decantaba, abiertamente, hacia el eje catalano-veneciano y, al mismo tiempo, lo distanciaba del otro eje.

¿Quiénes eran los favoritos de aquel cónclave? El saboyano Ardicino della Porta

Y según la misma investigación, el tercero en discordia era el saboyano Ardicino della Porta (58 años), que había sido gobernador papal en varios territorios del Patrimonium (el nombre que, a la Edad Media, recibían los Estados Pontificios); y nuncio apostólico (representante diplomático del pontificado) ante la corte de Federico III, emperador del Sacro Imperio Romanogermánico (la potencia rival del Pontificado). Ardicino aportaba una extraordinaria experiencia en la gestión política y en la negociación con el poder terrenal. Pero su carrera se había labrado en la sombra de los pontífices Sixto IV e Inocencio VIII, del bloque "genovés"; y la muerte de este último auguraba un más que probable movimiento oscilatorio.

Retrato del cardenal Oliverio Caraffa. Fuente Museo de la Catedral de Napols
Retrato del cardenal Oliverio Caraffa / Fuente: Museo de la Catedral de Napols

La geografía del cónclave

En el cónclave de 1492 que eligió el segundo papa Borja, como en el que eligió al primer papa Borja (1455), tampoco participaron todos los cardenales electores. En el caso de 1492, las fuentes documentales relacionan a 23 cardenales presentes en la elección: 21 del Colegio Cardenalicio y 2 cardenales "in pectore", creados secretamente y en el último minuto por el difunto Inocencio VIII. Las fuentes relatan como un hecho extraordinario el caso de uno de estos "in pectore"; el napolitano Federico Sanseverino, que se presentaría en Roma con un pequeño ejército particular, previendo que alguien le podía negar el acceso a la Capilla Sixtina. También, como en el cónclave que elegiría el primer papa Borja (1455), 4 cardenales no llegarían a tiempo.

Los bloques: los cardenales del partido Génova-Corona castellanoleonesa-Inglaterra-Sacro Imperio

El bloque "genovés" había sido históricamente liderado por los Orsini romanos. Y en el cónclave de 1492, además de Giovanni Battista Orsini, de 42 años, cardenal de la basílica romana de Santa Maria Nuova y jefe del bando "genovés"; aquel bloque estaría integrado por los cardenales genoveses Giuliano, Gerónimo y Doménico della Rovere (primos), Fregosi y Cybo; y por el milanés Sforza-Visconti. En total, sumaban 7 votos. Y según la investigación historiográfica, contaban con los votos de los cardenales toscanos Sansonni, Médici y Piccolomini (este último no seguiría la tradicional adscripción familiar al bando Colonna). Con los cardenales toscanos, el bloque "genovés" podía llegar a contabilizar 10 votos de un total de 23 cardenales electores.

Retrato del cardenal Mendoza / Fuente: Museo del Prado
Retrato del cardenal Mendoza / Fuente: Museo del Prado

Los bloques: los cardenales del partido Venecia-Corona catalanoaragonesa-Francia

El bloque "veneciano" había sido históricamente liderado por los Colonna romanos. Y en el cónclave de 1492, además de Giovanni Colonna, de 36 años, cardenal de la basílica romana de Santa Maria in Aquiro y jefe del bando "veneciano"; aquel bloque estaría integrado por los cardenales venecianos Zeno, Michiel y Gherardi; por los romañoles Cuente, Schiaffinatti, Pallavicino y Savelli; por el napolitano Sanseverino y por el valenciano Borja. En total 10 votos, también, sobre un total de 23 cardenales. Quedaban los cardenales Jorge da Costa, Oliviero Caraffa y Ardicinus de la Porta; que habrían postulado su candidatura personal, y más que adscritos uno de los dos bloques, negociaban la captación de los votos que los tenían que conducir en el sitial de San Pedro.

Los cardenales "perdidos"

La historiografía no considera que estas ausencias fueran un tema menor y pone el foco en ellas. Hablan del valenciano Lluís del Milà i Borja, de Xàtiva, primo-hermano de Rodrigo, obispo de Lleida (donde se había formado el pontífice tío de ambos) y cardenal de la basílica romana de los Quatre Sants Coronats (la que había ocupado el tío de ambos antes de ser papa). Y hablan de los poderosos cardenales franceses Espinay —arzobispo de Lyon y de Burdeos— y de Aubusson —gran maestro de la Orden del Hospital que, con Milán, habrían desequilibrado la balanza a favor del bloque "veneciano". Poco habría podido hacer el último ausente, el cardenal castellano González de Mendoza, representante de la aristocracia castellanoleonesa contraria a la operación matrimonial de los Reyes Católicos.

Fernando II de Catalunya Aragón y Luis XII de Francia / Fuente: Museo de Arte de Viena y Royal Collection of Hampton Court, Londres
Fernando II de Catalunya-Aragón y Luis XII de Francia / Fuente: Museo de Arte de Viena y Royal Collection of Hampton Court, Londres

Los candidatos

El portugués Costa, inicialmente el gran favorito, fue perdiendo opciones a medida que avanzaban las negociaciones. Y no por su avanzada edad (86), sino por la oposición de la cancillería Trastámara hispánica. Costa tenía una relación muy estrecha con los descendientes portugueses de Jaume de Urgell (recordamos que Isabel, la hija del gran rival de Ferran de Trastámara en el Compromiso de Caspe, fue casada con Pere de Avis, un niño de la casa real portuguesa). Y lo mismo pasó con el napolitano Caraffa y con el saboyano Porta, excesivamente escorados hacia sus respectivos bloques en conflicto. Tanto el uno como el otro tenían un currículum impresionante (sobre todo el saboyano), pero estaban excesivamente comprometidos con sus partidos.

La hora de Rodrigo de Borja

Rodrigo pasaría a ostentar la condición de candidato de Fernando el Católico. Y este sería el argumento que esgrimiría en aquel cónclave. Con su elección, la monarquía hispánica —el nuevo gigante mundial— pasaba a ser la gran protectora de la Iglesia; un papel que, desde Carlomagno (siglo IX), había representado el reino de Francia prácticamente en régimen de exclusividad. Y el partido "genovés" lo aceptó y lo votó, porque lo vio como la gran oportunidad de romper la relación entre dos de los tres elementos del eje "veneciano": la Corona catalanoaragonesa y Francia. La elección del segundo papa Borja sería el gran triunfo de la alianza Rodrigo de Borja-Fernando el Católico, dos de las grandes figuras políticas de su época.

Retrato de Lucrècia Borja, hija de Alejandro VI / Fuente: Stadel Museum. Frankfurt (1)
Retrato de Lucrecia Borja, hija de Alejandro VI / Fuente: Stadel Museum. Frankfurt