El domingo pasado, en Girona, expliqué qué es todo esto de Sant Jordi a una francesa: "es una festividad, una festividad, un día de orgullo y de libros y de rosas y de... Y también hay una leyenda que...". Y ella me contestó: "ah, sí, sí... claaaaro!". Pero no lo entendió en absoluto. ¿Entender qué es Sant Jordi con esta explicación improvisada, tan escueta y tan poco representativa? ¡No, no, así no se puede entender nada! En fin, hice lo que pude.

El domingo pasado, en Girona, expliqué qué es todo esto de Sant Jordi a una francesa: "es una festividad, una festividad, un día de orgullo y de libros y de rosas y de... Y también hay una leyenda que..."

Fuera cachondeos. Es difícil describir y explicar la festividad de Sant Jordi. Porque Sant Jordi no es la rosa ni es el libro. Sant Jordi no es la leyenda ni una simple tradición. Sant Jordi es un sentimiento. De acuerdo, dicho así queda muy profundo y alguien podría tildarme de exagerada, pero es que esto es así. Sant Jordi es para los Països Catalans lo que es Sant Joan para Ciutadella, el chupinazo y el San Fermín para Pamplona, las Fallas para el País Valencià, es... es como el Carnaval para Las Palmas y, así, suma y sigue. Por lo tanto, lo reafirmo y lo vuelvo a decir para que todo quede claro y todavía sea más intenso y más contundente: Sant Jordi es un sentimiento.

Es difícil describir y explicar la festividad de Sant Jordi. Porque Sant Jordi no es la rosa ni es el libro. Sant Jordi no es la leyenda ni una simple tradición. Sant Jordi es un sentimiento

Bien, la cosa es que el domingo hicimos una parada en Girona con La incorrecta y conocimos a una chica vasca (después de que su pareja le regalara una rosa mientras se arrodillaba) y hablamos con este par durante un buen rato. Resulta que hace un año su suegra le regaló un pin de la c cedilla (ç) de La incorrecta para desearle suerte para el examen del C1. Y resulta que la vasca (que me perdone, es que no sé cómo se llama) se sacó el C1 de catalán (y no fue gracias al pin) y resulta también que estaba bien orgullosa. Y no aprobó el "puto C1" porque fuera una obligación, sino por su interés por la lengua y por su actitud hacia esta. ¡Y eso tiene mucho mérito! Pero lo que todavía tiene más mérito es con la naturalidad con que explicaba cómo se lo había preparado y el porqué se lo había preparado. Y mientras nos explicaba todo eso, yo pensaba... ¡Eso nunca saldrá en las noticias! Y por eso ahora hago un artículo... Porque todo el mundo (o al menos quien me lea) sepa que hay mucha gente aprendiendo nuestra lengua y que no estaría nada mal que, de vez en cuando, los medios también explicaran estas buenas noticias y, puestos a pedir, también dieran más peso a las cosas buenas y positivas que también le pasan al catalán.

No aprobó el "puto C1" porque fuera una obligación, sino por su interés por la lengua y por su actitud hacia esta

Y por si alguien lo quiere poner en duda... También conocimos a otra chica hondureña (de esta sí que recuerdo el nombre: Nayla) que con solo unos cuantos meses ya charla el catalán y se prepara en línea (en el CNL) para el B2 de catalán. Y todavía más gente: un chico italiano que se ha enamorado de un gerundense y también se prepara para el C1. Y aún otra persona más: una neoyorquina que vive en Girona desde hace poco a quien le encanta el catalán y a quien le hace mucha gracia aprender palabras nuevas de nuestra lengua. Y toda esta gente y todas estas historias son las que no saldrán nunca tampoco en ningún reportaje. Porque lo que vende y lo que se lleva es el titular de este artículo y del resto, nada de nada.