El Punt Avui ha cerrado este viernes el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) firmado el pasado 14 de febrero con las últimas diez bajas (nueve voluntarias) que marcaba aquel acuerdo, a las que se ha dado el preaviso de quince días, según han confirmado fuentes de los trabajadores.

El total de bajas suma 45, escalonadas en tres fases: 15 el febrero pasado (casi todas voluntarias), 20 más en marzo (11 voluntarias) y las diez mencionadas (nueve voluntarias). Es el quinto ERE que aplica la editora Hermes Comunicacions desde que compró Avui a finales de noviembre de 2009 y lo fusionó con El Punt.

A estas 35 bajas hay que añadir una treintena más, correspondientes a trabajadores que han renunciado voluntariamente en este período y unas pocas prejubilaciones. A principios de 2018, la plantilla tenía 250 personas. Ahora no llega a 180.

La indemnización asciende a 25 días por año trabajado, con un tope de 15 mensualidades, cifras que superan el mínimo legal. El ERE se empezó a negociar en octubre de 2017 sobre la propuesta de Hermes de despedir a 91 trabajadores y rebajar el salario de los que quedasen en un 10% lineal (quedó en un recorte progresivo de entre el 0% y el 4,5%).

El de este viernes es uno más de los episodios de la pendiente por la que cae Avui desde 2009, siempre con la esperanza de revertir la situación. El anterior capítulo, el cierre de la redacción de Barcelona, a principios de febrero de este año, ha significado en la práctica que Avui pierda su entidad y sea poco más que una marca al lado de la cabecera de El Punt. Avui es el primer diario que se edita en catalán tras la Guerra Civil.

El diario, que había tenido 21 sedes por todo el país, se ha concentrado en un solo edificio en Girona. Más de 80 personas trabajan en régimen de teletrabajo en todo el territorio, incluida la ciudad de Barcelona.

La principal causa del ERE es la congelación de la publicidad institucional de la Generalitat por la aplicación del artículo 155. Los administradores del gobierno español suspendieron las campañas de publicidad institucional que la administración catalana insertaba en los diarios. A El Punt Avui, la pérdida de esos ingresos le hizo más daño que a ningún otro.