En este trabajo nuestro, hay veces que una queda totalmente embobada y con la sensación de no haber estado a la altura del interlocutor. ¿Os ha pasado alguna vez? Ese momento en que solo piensas en cerrar la boca y abrir las orejas. Escuchar a Clara Aguilar y Pol Guasch es algo así como una experiencia ritualística. Tienen una sensibilidad deliciosa y una percepción del cosmos que no obedece a ningún patrón, son genuinos, muy especiales. Les haces una pregunta y te desarman, pero lo hacen con una sutileza exquisita, casi acariciándote las dudas. Quizás es lo más cerca que he estado nunca del verbo fluir. Clara y Pol se conocieron este año gracias a la idea de un poeta y podría decirse que ya son amigos; que más allá de intimar en lo fraternal, han intimado en sus respectivas inspiraciones, probablemente el lugar más secreto, privado y preciado que tienen los genios.

También tienen en común, Pol y Clara, que huyen del estereotipo de nuevas voces atribuídas por el amarillismo de los titulares —él encumbrado hace unos años por su don literario y su Napalm en el corazón, ella como nuevo talento de la música electrónica, recién aterrizada en el Sónar— y encima lo hacen sin pretensión. Porque ellos quieren crear y de eso hablan, sin mojarse demasiado ni desviarse de un discurso creativo, disruptivo y transformador que viven con verdadera pasión y, lo más curioso, con auténtica naturalidad. De su vínculo y sus universos particulares nace una creación en pequeño formato de unos 30 minutos que presentarán este sábado 1 de juliol por primera vez en Sant Andreu de Llavaneres, en el marco del Festival Poesia i +. Aún hay entradas.

POLO GUASCH CLARA AGUILAR / Foto: Montse Giralt
Foto: Montse Giralt

No se sabe demasiado sobre vuestra propuesta.
Clara Aguilar (CA): No es que haya secretismo, sino que la creación está viva. Todavía no la hemos presentado nunca y estos pocos días que nos quedan todavía nos estamos encontrando para acabar de perfilarla.

Que el público no tenga esta información previa y no pueda crearse expectativas, ¿os tranquiliza a la hora de crear?
CA: Las expectativas no las podemos controlar. Cuando haces una pieza de nueva creación se puede hacer ruido, documentos de comunicación y sobreexplicar las cosas, pero al final quien venga al espectáculo ya lo disfrutará. Es un punto de encuentro entre el Pol y Clara, desde sus disciplinas.

¿Y cómo nace esta creación común?
CA: Nace puramente del deseo de Eduard Escoffet —director artístico del Poesía y +— de juntar a dos creadores con cosas en común y ver qué pasaba con esta explosión. No nos conocíamos personalmente y, a partir de una serie de encuentros, empezamos a buscar qué nos apetecía trabajar desde una perspectiva creativa. Empezamos a jugar y a trabajar con la imaginación para no hacer solo un recital con una persona que acompaña, sino un encuentro conjunto: yo desde mi lenguaje sonoro como persona que viene del mundo escénico y él como persona que viene de la palabra. La premisa fue que hiciéramos lo que quisiéramos, sin ningún binomio ni ningún marco de juego.

Pol Guasch (PG): Vimos que lo que nos interesaba explorar creativamente —y que quizás en nuestras piezas ya habíamos tanteado sin explorar muy a fondo— era todo lo que tiene que ver con la memoria, la despedida, y la llegada y las huidas de los lugares, y como eso atraviesa la experiencia de las personas; es decir, cómo llegamos a los lugares, cómo nos marchamos de ellos, y cómo nos despedimos de las cosas que nos pasan y de los lugares que habitamos. Bajo esta premisa empezamos a escribir conjuntamente la pieza desde disciplinas diferentes, yo desde el lenguaje y la palabra, Clara desde la música: ha sido un proceso de creación conjunta. No es que yo ilustre la música o que ella ilustre el texto, sino que nos hemos encontrado para poder crear una forma nueva. Yo estoy bastante convencido de que los lugares donde llegamos con esta pieza son lugares donde no podríamos llegar solo con la palabra o solo con la música.

Pol Guasch: "Si la creación es explorar un terreno desconocido, quizás conocer a alguien y empezar una amistad o un cuidado y una admiración mutua también lo es"

¿Qué os ha cautivado el uno del otro?
PG: Una de las cosas que me gustan mucho de Clara tiene que ver con esta creencia en la intuición: no tener miedo de equivocarse, ir hacia lugares locos para después aterrizarlos, pero con confianza en la intuición. Tiene una mirada muy genuina. Hay algo de espontaneidad, de confianza y de intuición que hace que me parezca maravillosa a nivel creativo.

CA: Para mí, ha sido una sorpresa ver que Pol no solo es una persona que trabaja con la palabra, sino que hay una voluntad de jugar desde esta intuición y desde una seguridad impecable. Y que no pasa nada por tener inseguridad, bienvenida sea, pero él trabaja con la seguridad de encontrar imágenes a través de lo que empieza a escribir, y eso me parece muy generoso. A veces uno tiene un lenguaje muy acotado, pero del encuentro con el otro y del entendimiento, de golpe surgen maneras de trabajar que quizás no conocías antes.

Y tú, ¿te has sorprendido a ti misma en este camino?
CA: Sorprendida no es la palabra, porque yo vengo mucho de lo teatral y estoy todo el día haciendo el ejercicio de buscar otros códigos escénicos. Estoy muy acostumbrada a trabajar con personas que tienen backgrounds diferentes, pero sí que me he sorprendido mucho el entendimiento.

¿Cuál ha sido vuestro motor creativo?
PG: La confianza mutua y el pasárnoslo bien haciéndolo, y como rápidamente nos supimos entender desde un punto de vista creativo, humano y amistoso. Gran parte de nuestros ensayos nos los pasamos hablando de la vida y de nosotros, con este deseo. Si la creación es explorar un terreno desconocido, quizás conocer a alguien y empezar una amistad también lo es. Nuestro motor creativo ha sido la exploración no solo del acto creativo, sino la exploración del vínculo compartido. Tengo la sensación de que estamos criando alguna cosa juntos, más allá de crear una pieza.

No sé si le habéis dado vueltas a la posibilidad de que el espectador no entienda vuestra propuesta.
PG: No lo hemos pensado mucho. También es una cuestión personal de cómo me he vinculado a la escritura hasta ahora. Yo no pienso en el espectador o en el lector. Yo creo y cuando escribo hago lo que tengo ganas de hacer, lo que me apetece hacer y lo que creo que tengo que hacer. Y Clara, por lo que he visto, hace exactamente lo mismo con la música. Con esta pieza hemos actuado bajo la misma premisa. Y yo creo que cuando haces las cosas desde la honestidad y la convicción artística, llegas a lugares que quizás no tienen que ver con la comprensión, con la transparencia o la evidencia, pero llegas a lugares genuinos que interesan a la gente. Estamos cansados de evidencias, verdades absolutas y relatos totémicos, yo creo que la gente también tiene ganas de entrar a sitios nuevos y sentir cosas.

CA: Hemos roto un poco con la convención. Es una cosa que a mí me gusta: cuando hago música en el Sónar, me gusta ir vestida de manera operística y no con el cliché de la tía vestida de negro con visuales. En el caso del festival Poesía y +, que está la convención del recital, le hemos dado la vuelta para no ver solo a una tía con unos teclados y una persona en un atril. También hemos distribuido al público diferente, no está situado de manera frontal, sino que se ven los unos a los otros: que se confronten ya es una apuesta discursiva de lo que queremos que pase. Ojalá que el momento que compartimos todavía sea más espectacular.

Clara Aguilar: "Ni soy emergente ni trabajo desde los márgenes"

¿Os da miedo la inmediatez de las cosas? ¿Estar un día en la cresta de la ola y, de golpe, ya no?
PG: No especialmente. Con Clara lo hemos hablado: cuando lo que te interesa es la creación y poder dedicar el tiempo y la vida, creo que el resto es consecuencia. Y evidentemente, muchas veces motivo de celebración. Pero creo que lo que nos interesa es crear, imaginar y pensar.

CA: Lo comparto. Pero evidentemente el mundo es hostil y los discursos que articulan como tienen que ser las cosas y como tienen que funcionar te sitúan en un lugar de éxito o fracaso, de un binomio súper polarizado. No tengo miedo a hacer lo que hago, porque va conmigo desde muy pequeña, pero también mentiría si no reconociera que alguna vez he tenido un pensamiento de decir: ¿y si de sopetón nada de lo que hago llega a nadie? ¿O si me dejan de llamar? Este monstruo está ahí, pero no me gusta darle fuerza.

No sé si ayuda mucho el titular de "nuevas voces emergentes" que los medios replicamos quizás de una manera muy inconsciente.
CA: Es que yo ni soy emergente ni trabajo desde los márgenes. Estas palabras son fantásticas para hablar de muchas cosas que están soterradas, pero yo no creo que seamos emergentes. No entiendo esta palabra. También pasa que está muy premiado que seas joven y te vayan bien las cosas. Pero es muy difícil, hay mucha precarización detrás, y que yo haya podido llegar donde he llegado seguramente tiene mucho que ver con mis privilegios y con el acceso que he tenido a un montón de cosas: mi formación musical, tener un padre y una madre económica y emocionalmente. Hay todo un tema aquí.

¿Te molesta que te etiqueten?
CA: No es que me moleste, es que pienso que no soy ese tipo de persona. Y no dejan de ser grandes enunciados. Soy una persona muy apasionada, y me encanta que pasen cosas, pero muchas no las podemos controlar. Y en algún momento llega el síndrome de la impostora, pero, con los años una también va cogiendo seguridad y experiencia. No digo que no sea importante que los medios hablen y te coloquen en cajones grandes: en el mundo en que vivimos, eso es una fórmula de éxito, pero a veces estas dinámicas incomodan. Es como cuando dicen "el nuevo escritor queer". ¿Quién lo ha dicho y quién te conoce?

PG: Y también desde dónde lo ha dicho, ¿no? Yo pienso que llegar puede ser relativamente fácil, pero quedarse no tanto. Y quedarse en un espacio deseado, donde puedes dedicar tu tiempo, tu energía y tu vida a la creación, es cierto que es un privilegio, una suerte, una cosa inusual. Creo que se trata, o eso es lo que intento hacer yo, de concentrarte en qué es lo que realmente te importa, saber separar muy bien las cosas y no tomarse muy seriamente ni ningún elogio ni ninguna crítica. Concentrarte mucho en cuál es tu objetivo y cuál es tu interés cuando creas. Y, evidentemente, eso implica esfuerzos, control mental, racionalidad y calma. Pero es que cuando lo que te interesa, te interesa genuinamente y honestamente, tampoco es tan difícil de hacer.

POLO GUASCH CLARA AGUILAR / Foto: Montse Giralt
Foto: Montse Giralt

¿Qué incidencia os gustaría tener con lo que hacéis?
PG: A mí me gustaría que la gente que nos viene a ver sintiera cosas. Quizás queda muy general, muy abstracto o muy obvio, pero no creo que sea ni general, ni abstracto, ni obvio que lo que vas a ver llegue a un lugar de dentro tuyo que tú todavía no conocías. Me gustaría que pasara eso. La creación se piensa muchas veces como una cosa individual, solipsista y casi egoista, y yo creo que no, que nosotros estamos constantemente intentando crear y buscar diálogos. Y para mí, la tarea creativa que estamos haciendo no solo es un diálogo entre Clara y yo, sino un diálogo con alguien desconocido que no sabemos quién es. Conseguir que una pieza genere un diálogo y un encuentro entre tú y el espectador desconocido es algo difícil de hacer. Pide esfuerzo, trabajo y mucha creatividad. Me gusta cuándo leo un libro o voy al teatro y siento que aquella persona está hablando conmigo sin haberme conocido antes.

¿Habrá más posibilidades de veros juntos?
PG: Nos gustaría.

CASA: Pol tiene ganas de llevarlo a algún sitio más adelante. Yo creo que, cuando acabemos el curso y tengamos una pizca de tiempo para digerirlo y volver a activarnos, buscaremos la manera de repetirlo. Tengo la intuición que lo volveremos a hacer.