Pobre Pedro Sánchez. Encima de ser el secretario general del PSOE menos votado desde la Transición, el hombre no para de recibir garrotazos desde los diarios madrileños porque se rehúsa a facilitar un gobierno del PP que ahorre a la ciudadanía unas terceras elecciones en un año. No contento con eso, quiere pedir al comité federal de su partido que le dejen proponer un gobierno alternativo. Las portadas impresas de la prensa madrileña de este jueves son incandescentes:

Vistas todas juntas, da la impresión que Sánchez no es un político normal, sino un cruce entre una diosa hindú de múltiples brazos, Maquiavelo y Supermán. Un político capaz de pensar y ejecutar al mismo tiempo planes tan diferentes: cerrar un pacto con Podemos y los soberanistas; consultar a las bases y "eliminar la crítica", todo junto. En realidad, a la hora de hacer esas portadas, la única cosa que se sabía a ciencia cierta es que Sánchez convocará el Comité Federal del PSOE, como explica La Razón. Era el único hecho fehaciente, que las otras tres portadas han transformado en conspiraciones de diversa intensidad. Es verdad que una buena conspiración siempre es más sexi que los hechos espesos y municipales.

¿Qué son el resto de titulares, pues? Son interpretaciones, pronósticos, preocupaciones... relativamente documentadas. Material casi incomprobable. ¿Cómo se verifica o documenta un "temor" o un "sopesar", un "pasar al ataque" o "un riesgo"? Son descripciones de las intenciones de Pedro Sánchez (o de sus "críticos") pero no hechos. Claro que no se lo inventan ni mienten. Provienen de mezclar en la coctelera insinuaciones, corazonadas y confidencias. Todo, inverificable y, por lo tanto, infalsable, que es la gran ventaja de presentar las interpretaciones como hechos en un titular.

La pregunta inevitable es; en vista de que los planes que se atribuyen al pérfido Pedro Sánchez son complementarios o no se oponen ¿cuáles han sido los motivos editoriales o informativos que llevan a cada diario a optar por uno diferente en cada portada? 

Peor todavía, este tipo de titulares van fabricando una realidad paralela, un mátrix. Cuando no se confirman o se ve que no son tan exactos, entonces se hace casar el matrix de las portadas con la vida real. Todo menos corregirse. Hacia el mediodía de este jueves, cuando se veía que "los críticos" ya no "temen" nada, etcétera, en algunas redacciones han reconciliado el mátrix con la realidad. El Confidencial mantiene como cierto que los críticos habían preparado "un golpe" contra Sánchez, pero...

Una alternativa es la que emplea El Español, que concentra el foco en Sánchez, que pelea por su vida ante los críticos decapitadores:

Es curioso como el gremio periodístico critica ferozmente el "declaracionismo" —una variante de la pereza que transforma al periodista en estenotipista del diputado, de la consejera delegada, del delantero o la soprano— y tiene una tolerancia grande con esta otra patología en que la interpretación de los hechos –y no los mismos hechos– es el titular. Puede que no sea ni pereza sino el instinto feroz de supervivencia de los diarios impresos, que las pasan canutas para presentarse cada mañana en quioscos, trenes y barras de bar con una portada que motive la compra o la lectura. Es duro, porque los contenidos de las ediciones impresas siempre quedan viejos respecto a los de las digitales. Esos titulares se escriben para minimizar ese efecto.

Respecto a Pedro Sánchez, llama la atención la dureza con que lo viene tratando El País. Seguramente, Sánchez, este mutante que gestiona cinco conspiraciones al mismo tiempo, sea Ironman, como se le llama en ese diario, que se incube una insurrección en la ejecutiva socialista y etcétera. Todo bien. Pero mientras la actividad de los críticos se presentada como la normal vida partidaria, la del secretario general recibe garrotazos continuos, como si fuera irregular. Este jueves tampoco se libra. El comentario irónico y exacto sobre la portada del este día día lo ha escrito el director adjunto de ElDiario.es:

En Barcelona, en cambio, este jueves, la selección/valoración de títulares de los diarios impresos parece de otro país: