Dicho en el lenguaje de las personas, la decisión de la Delegación del Gobierno en Madrid de prohibir las estelades en la final de la Copa del Rey es una cacicada inmotivada y sin pruebas; un abuso que atropella dos libertades que la Constitución española reconoce como derechos fundamentales: la de expresión (art. 20.1) y la ideológica (art. 16.1). Eso es lo que dice Manuel Ponte Fernández, el juez de la Audiencia Nacional que firma la sentencia.

Es un garrotazo jurídico sin paliativos, sí, pero es mucho más que todo eso. Esta sentencia desenmascara la narrativa que vienen fabricando los medios nacionalistas españoles sobre la cosa catalana: el procés, sus protagonistas y sus símbolos, son el nuevo terrorismo. Se trata de manchar el proceso con la sangre de los asesinatos de ETA y parangonar el entorno civil del independentismo con el entramado cómplice de la banda terrorista.

Es primitivo, es rudo, es brutal. Pero fácil de vender entre un público que durante muchos años –con razón– consideraba el terrorismo como el problema principal de España. El lenguaje está hecho, los titulares y las historias también. Sólo hay que cambiar los nombres, las fechas, los lugares. No faltan ni los muertos, que ahora son, metafóricamente, todos los españoles.

El relato de los medios

Todo iba sobre ruedas. La visita de Otegi al Parlament encajaba perfectamente y reforzaba el relato procés = terrorismo.

El jueves 19, ABC, en su resumen vespertino (“Las seis noticias que debes saber hoy”) titula así: “El Parlamento de Cataluña desprecia a las víctimas con la visita de Otegui”. El hecho ya viene acompañado convenientemente de la opinión que el lector debe tener, no sea el caso de que se despiste. Uno de los nombres de referencia del diario, Isabel San Sebastián, titula “Náusea” su columna sobre la cosa. En su billete, el director del diario, Bieito Rubido, opta por el más clásico “Vergüenza”. Otegi siempre es “el líder batasuno”, en alusión a la coalición abertzale disuelta en... 1998 o al partido ilegalizado en… 2003. Como si llamaran a Rajoy “el líder aliancista”, para asociarlo a la difunta Alianza Popular. Se conoce que es un diario para personas mayores.

La Razón del mismo día inventa una realidad paralela. La visita de Otegi es el título de portada: “Otegui sella con los independentistas la ‘vía catalana’ que diseñó en la cárcel”. El subtítulo explica: “conversaciones en prisión revelan que el plan abertzale es seguir los pasos de Mas”. La mentira tiene patas cortas: ¿no es extraño que el mismo “diseñador” del plan lo llame “plan de Mas” y que decida seguirlo como si no fuera suyo? El subtítulo desmiente el título... pero refuerza el relato procés = ETA.

Para remachar el clavo, El Mundo de aquel día hace su primera con “El independentismo jalea a Otegui y margina a las víctimas”. Es una técnica clásica: distorsionas un hecho (el Parlamento recibe a Otegi) con un verbo interpretativo (“jalea”) que encaje con lo que previamente quieres decir (el procés es ETA) y lo transformas en una noticia que refuerce este relato (“margina a laso víctimas”). Denota más profesionalidad en la cocina, ciertamente. Cuando menos, más escrúpulo periodístico, equiparable a aquello de “que parezca un accidente” de las películas.

Su frase de portada –el dicho que a diario se publica bajo la cabecera– era una frase del clásico Tácito: “en un espíritu corrupto, el honor no tiene cabida”. No, no está ahí por azar.

El digital El Confidencial lo explica así: “Herriko Parlamento: el independentismo catalán se rinde al 'candidato' Otegi”. Herriko, en euskera, quiere decir “del pueblo” o “popular” y alude a Batasuna, etc. En OK Diario, el digital promovido por Eduardo Inda, el tratamiento es muy parecido. Sólo una perla: “La presidenta de la comisión que invita a Otegi es de Vic, lugar de uno de los peores atentados de ETA”. El Español, en la misma línea, hace dos editoriales: “El Gobierno y el Parlamento se abrazan al terrorista Otegi”, titula uno. El otro dice: “Ultraje a las víctimas y al Parlamento”. Todas dicen más o menos lo mismo.

Aquel mismo día se supo que el Estado español tendría que recortar sí o sí 8.000 millones del presupuesto (o buscar unos ingresos equivalentes); que la UE aplazaba un año la multa de 2.000 millones (el 25% de aquella cantidad) por saltarse el límite de déficit por cuarto año consecutivo; que la deuda de España ya superaba su riqueza por primera vez desde 1909. Todo eso, fuera de El Mundo, que lo escondía en un gráfico sin titular, no figuraba en las portadas de papel. Peor todavía, ABC abría –con una foto muy buena, es verdad– con la caótica situación que atraviesa Venezuela, como había hecho en días precedentes. En las webs, esta información –que toca directamente los bolsillos de la gente– estuvo menos tiempo en la cabecera que la de Otegi en el Parlament.

Batasunización

La campaña de batasunización del procés (independencia = terrorismo) ya hace tiempo que arrancó. Otegi en el Parlament era la ocasión para dar un salto cualitativo para el que se disponía de una prueba física muy definitiva: Otegi en la cámara catalana, corpore insepulto. Era un sueño. Una oportunidad de oro para validar el relato.

La sentencia de las estelades, sin embargo, es el parte médico que certifica la agonía de este relato. La realidad es a veces muy cruel. Reconocerla es amargo. Por suerte y por desgracia, se puede fabricar. Es lo que intentan este sábado 21 de mayo los difusores de la versión terrorista del proceso en las portadas de papel de los tabloides nacionalistas madrileños (y en sus webs):

El Confidencial, este sábado 21 de mayo

El Español, este sábado 21 de mayo

OK diario, este sábado 21 de mayo

Tienen poca garra, sí, porque esconden la noticia: un juez dice que es constitucional llevar la estelada a un acontecimiento deportivo. La libertad ideológica y de expresión pasan por encima de otros principios. Lo que hacen esos medios es mantener el relato independentismo = terrorismo sustituyendo la realidad por la versión o la interpretación que sostiene su prejuicio. No dejes que la realidad te estropee un buen titular.

La prueba de la realidad

Estas mistificaciones sólo son verdad si deliberadamente decides dejarte engañar. Aquí es donde opera la sentencia de la Audiencia Nacional. Claro que mucha gente quiere oír que las estelades son goma-2. Es lo que estos diarios quieren hacer creer. Pero ahora las estelades están en Madrid físicamente –no hará falta diarios para verlas e interpretarlas– y se hará patente que no son goma-2. Todo el mundo podrá comprobar que la gente que lleva la estelada es gente normal, como ellos, y no los terroristas que les han querido hacer creer. Los tendrán en la calle, en su ciudad, en carne mortal.

Hasta ahora, los medios de la mentira procés = terrorismo tenían la ventaja del ojos que no ven corazón que no siente. Pero este domingo no será así: no hay portada que pueda resistir la prueba del algodón de la realidad vista y vivida. Los madrileños podrán comprobar la diferencia entre los ultras de Hogar Social Madrid y los indepes y escoger con cuáles se encuentran más a gusto. Este era el real objetivo de la prohibición: impedir a los españoles el contacto físico con los indepes; que los vieran con sus propios ojos y no con los ojos de los medios. Por eso que la la sentencia del juez Pontes es tan valiosa.